¿Puedo tomar café en el embarazo?

Durante el embarazo y la lactancia es fundamental que la madre se mantenga bien hidratada, sobre todo mediante el consumo de agua. Beber agua siempre va a ser mejor que beber cualquier otro líquido. Los zumos naturales, los caldos, la fruta y verdura y las infusiones sin excitantes son otra buena forma de asegurar la tasa de hidratación. Eso sí, conviene olvidarse del café, del té y de las bebidas energéticas o que contengan cafeína, taurina, teína y otros excitantes.

El café se puede tomar con moderación. No se recomienda superar la dosis de 200 mg de cafeína al día, lo equivalente a una taza café por día. Quienes no puedan renunciar al vicio del café pueden tomarlo descafeinado, aunque vigilando la ingesta asociada de azúcar y edulcorantes. Según un estudio publicado en la revista científica JAMA Pediatrics, “el consumo de edulcorantes o bebidas azucaradas durante el embarazo podría incrementar el riesgo de sobrepeso y obesidad en los niños tras el nacimiento”. Ante el antojo repentino de algo dulce se aconseja optar por alternativas saludables, por ejemplo fruta. Además, las bebidas descafeinadas suben el colesterol, y este aumenta ya de por sí durante la gestación porque es imprescindible para el correcto desarrollo del bebé para producir las membranas celulares, la vitamina D y los ácidos biliares, y también para la formación de las funciones neurológicas y la formación de recuerdos, y también para fabricar las hormonas esteroides.

La cafeína presenta un metabolismo más lento en la mujer embarazada que en el resto de adultos y está demostrado que atraviesa la barrera placentaria. Por eso se debe suprimir su consumo durante la gestación, pues hay investigaciones que demuestran que en grandes cantidades podría incrementar el riesgo de aborto espontáneo. Hay un estudio que revela que las embarazadas que beben dos tazas o más de café al día tienen el doble de riesgo de aborto espontáneo que las que abandonan la cafeína durante el embarazo.

El café y las bebidas con cafeína están desaconsejados durante el embarazo. Por eso, si no vamos a poder evitarlas hay que reducir su consumo u optar por café descafeinado, controlando siempre el azúcar. Esta medida puede adoptarse siempre que el crecimiento del bebé sea el adecuado y dentro del contexto de un embarazo normal. Sin embargo, en todas aquellas situaciones problemáticas –como cuando el bebé no gana el peso suficiente–, la mejor recomendación es abandonar del todo el café y las bebidas estimulantes. Obviamente, tampoco se debe consumir alcohol o fumar. 

Hay embarazadas a las que las ganas de tomar café les disminuyen de forma espontánea. Puede deberse al ardor de estómago debido a que el tracto gastrointestinal se ralentiza. Esta molestia irá remitiendo a medida que transcurre el embarazo por la elevación de la progesterona.

La mejor recomendación es hacer cinco comidas al día en pequeñas cantidades, tener una dieta rica en fibra, caminar todos los días, favorecer las digestiones ligeras y hacer ejercicio físico suave.