Nuevos procesadores Intel Core de 10ª generación: especiales para gaming

Si necesitas cambiar de ordenador de sobremesa o comprar un nuevo portátil, este es el momento. La industria al completo se está adaptando a la llegada de los nuevos chips de Intel de 10ª generación, que ya han sido adaptados en diversos formatos y configuraciones para brindar máquinas mucho más capaces que hasta ahora.
El resultado son equipos gaming con un rendimiento inigualable, pero también ordenadores multipropósito con un potencial sorprendente a la hora de disfrutar con los últimos videojuegos.
¿Pero en qué se diferencian estos chips de los de novena generación? ¿Cómo es posible que hasta un Ultrabook sea ahora una máquina para setup gaming de lo más capaz? Te lo contamos a continuación.
Un procesador Intel® Core™ para cada nivel de uso
Cada procesador Intel Core tiene unas prestaciones distintas. No obstante, es posible diferenciarlas de forma escalonada, simplificando así la adquisición de nuestro próximo equipo. En la tabla inferior, tenéis una clasificación general de los procesadores más adecuados a nivel gaming.
Procesador | Núcleos/Hilos | Velocidad | Uso |
Intel® Core™ i9 | 10/20 (sobremesa) 8/10 (portátil) | Hasta 5,3 GHz (portátil y sobremesa) | Juegos al máximo nivel con streaming y grabación al mismo tiempo y apto para overclocking. |
Intel® Core™ i7 | 8/16 | Hasta 5,1 GHz (portátil y sobremesa) | Juegos fluidos con el máximo nivel de detalle activado. Streaming simultáneo ocasional. |
Intel® Core™ i5 | 6/12 (sobremesa) 4/8 (portátil) | Hasta 4,8 GHz (sobremesa) o 4,6 GHz (portátil) | Rendimiento polivalente con juegos actuales a nivel medio-alto. |
Intel® Core™ i3 | 4/8 | Hasta 4,6 GHz (solo sobremesa) | Buen rendimiento con juegos indies. Juegos modernos y exigentes se pueden ejecutar, aunque reduciendo su nivel de detalle. Este procesador no se considera gaming. |
Núcleos e hilos: qué son y por qué debes prestarles atención

Vista ampliada mostrando los elementos internos de un procesador Intel Core.
Conocidos por el nombre en clave de Comet Lake, los procesadores Intel Core de 10ª generación forman una familia extensa; solo en sus versiones de sobremesa son más de 32 chips distintos y los modelos para ordenadores portátiles también son un número importante. Lo interesante es que muchos de ellos, particularmente los Intel Core i5, i7 e i9, han sido diseñados para brindar un rendimiento sobresaliente en videojuegos AAA.
Para ello, Intel aboga por una actualización en su arquitectura que pasa por aumentar el número de núcleos e hilos (o threads) en relación a los chips de hace dos generaciones.
A grandes rasgos, los núcleos de una CPU son pequeños subprocesadores contenidos dentro del propio chip. Por ejemplo, el potentísimo Intel Core i9-10900K, el procesador de consumo más potente jamás lanzado por Intel, posee un total de 10 núcleos. Gracias al uso de múltiples núcleos, un procesador moderno puede repartir la carga de trabajo de forma más eficiente, en especial si usamos mucho la multitarea.

El número de hilos, por su parte, son los subprocesos del sistema; los "trozos" que envía un programa para ser ejecutado. Por este motivo la mayoría de los procesadores modernos ofrecen capacidad multihilo o multithreading. Generalmente, se corresponde a razón de dos hilos por núcleo. De esta forma, un Intel Core i9-10900K puede gestionar 20 subprocesos de forma simultánea, lo que acelera drásticamente su funcionamiento.
¿Y cómo beneficia todo esto al rendimiento de los juegos? Bien, si antiguamente los programadores asumían que nuestro PC iba a contar con un único núcleo "gordo" capaz de ejecutar un único proceso, ahora pueden "partir" esos procesos en varios que se ejecutan a la vez, trabajando con mayor eficiencia.

De esta forma es más fácil ejecutar rutinas de inteligencia artificial avanzada para nuestros adversarios, por poner un ejemplo. Asimismo, el uso de procesadores con un gran número de núcleos e hilos es muy beneficioso de cara al streaming.
Así, el ordenador puede ejecutar el juego con total soltura mientras tenemos abierto un programa de captura de vídeo para grabar nuestra sesión o nos conectamos a plataformas como Twitch o YouTube.
Es en este apartado en el que los chips de 10ª generación de Intel brillan con luz propia. Según Intel, su rendimiento es tal que proporcionan una mejora de hasta el 63% en megatasking (es decir, jugando, grabando y haciendo streaming a la vez, usando PUBG como juego de referencia) frente a un PC con tres años de antigüedad.
Listos para overclocking

Otro detalle interesante es que los nuevos procesadores Intel Core i9 para sobremesas y portátiles e Intel Core i7 para sobremesas están listos para overclocking. Es decir, para acelerarlos de forma que funcionen más rápidamente de lo posible usando sus valores de fábrica.
Esta práctica permite extraer de ellos mayor potencia y es especialmente apreciada por los jugadores, puesto que pueden mejorar el frame rate (fotogramas por segundo) de sus juegos favoritos o mantener una buena velocidad durante más años.
En este aspecto, tanto los chips de 10ª generación de Intel para portátiles como los diseñados para sistemas de sobremesa poseen lo que se conoce como cTDP o Configurable Thermal Design Power.
Esto significa que su diseño permite escalar las necesidades energéticas de forma dinámica. La mayoría de los equipos gaming permiten mejorar su rendimiento mediante el panel de control del fabricante, donde se muestran opciones de overclocking predefinidas y totalmente seguras para no sobrecalentar el hardware.
Torres de máximo rendimiento y auténticos ultraportátiles gaming

No importa si hablamos de equipos de sobremesa o portátiles; las mejoras en rendimiento son espectaculares. Y la mejor prueba de ello es la velocidad de estos nuevos procesadores. En el caso de los Intel Core i7 más potentes y de la gama Intel Core i9, es posible alcanzar e incluso superar los 5 GHz sin necesidad de overclocking gracias a la tecnología Turbo Boost Max 3.0 de Intel.
Usando este método de aceleración, el procesador pone todos sus núcleos a 4,9 GHz de forma simultánea. Y si aún necesita más potencia, dos de ellos aceleran hasta sus límites de fábrica para brindar el máximo rendimiento. Se trata de un modo de funcionamiento muy exigente a nivel térmico. Por eso, dichos procesadores solo se encontrarán en las torres más potentes y mejor ventiladas.

Si por el contrario buscamos un portátil bien potente, las mejoras que brindan los chips de 10ª generación de Intel van más allá de su potencia superior. Son procesadores más eficientes, por lo que la batería durará más, pero también proporcionan soporte nativo para pantallas con frecuencias de refresco base de hasta 300 Hz para una fluidez extraordinaria.
Asimismo, el calibre de los gráficos integrados de Intel empieza a ser notable, suficiente para jugar no solo a indies, sino a juegos razonablemente modernos incluso en un equipo sin tarjeta gráfica dedicada.
Estamos hablando de tasas de 30 FPS en Full HD con solo reducir el nivel de detalle del juego. Y si tenemos una tarjeta gráfica dedicada, las mejoras van aún más lejos, con ganancias de hasta más del 44% si se compara con las CPU para portátiles de hace tres años.
Potencia de sobra para jugar siempre a tope, pero también para que nuestro PC dure años y años antes de tener que plantearnos su relevo.

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