¿Cómo hacer lavados nasales en bebés correctamente?
¿Son necesarios los lavados nasales a bebés?
Los bebés no son capaces de respirar por la boca por lo que cuando estos están enfermos y tienen mocos empiezan a respirar con bastante dificultad. En esos casos, los lavados nasales son fundamentales, aunque hay que tener en cuenta que no es, ni de lejos, lo que más le va a agradar al bebé.
Eso sí, jamás debe suponer una tortura ni tampoco los adultos deben excederse y hacer al bebé demasiados lavados nasales, pero sí que es importante hacer estos tantas veces como sea necesario porque además debe tenerse en cuenta que los bebés no son capaces de sonarse por sí solos por lo que ese lavado nasal será más bien “el pañuelo del bebé”.
Pero ¿por qué hay que tener cuidado en no utilizar con demasiada frecuencia dichos aspiradores de secreciones? La presión de succión que estos producen puede llegar a ocasionar sensaciones desagradables en el oído, y resecar la mucosa. ¿Lo ideal? Una o dos veces al día solamente si hay mucho moco para aspirar y, eso sí, jamás hacerlo de forma brusca.
El suero fisiológico lo encontramos en cualquier lugar. De hecho, si se realiza de forma correcta cualquier método es igual de eficaz. No obstante, lo que sí hay que tener en cuenta es que probablemente los envases más pequeños sean mucho mejor que los grandes. ¿Por qué? Probablemente debido a que la utilización de un mismo frasco, catarro tras catarro, favorece su contaminación por gérmenes.
Cómo hacer un lavado de nariz al bebé en 5 pasos
1- Lo más importante es intentar hacerlo cuando el bebé esté lo más tranquilo posible. Si ya de por sí el bebé está algo nervioso o intranquilo será mucho más complicado poder realizarle un lavado nasal. De hecho, este punto es bastante importante porque los padres creen erróneamente que lo mejor es hacerlo después del baño. ¿Cuándo? Cuando están sin ropa, muertos de frío e incómodos. No, este no es el mejor momento para realizar al bebé un lavado nasal.
2- Poner una toalla en el cuello como cuando uno va a la peluquería. Es bastante frecuente que el peque esté incómodo y no quiera de ningún modo que le hagas ese lavado nasal que en realidad tanto necesita.
No debes dejar que el bebé se moje en exceso cuando le hagas el lavado nasal, ni tampoco que la ropita se le quede húmeda.
3- Tumbar al bebé de lado con una mejilla apoyada en el cambiador, aunque en realidad no importa la superficie sobre la que se vaya a poner al bebé porque, recordemos, que lo más importante en ese caso es la posición: siempre de lado. Porque de esta manera el suero va a entrar por una fosa nasal y a continuación va a salir por la otra.
4- Sujetar al bebé. El bebé puede dar un manotazo y llegar incluso a autolesionarse. Por este motivo lo ideal será que esperemos a una tercera persona para que nos ayude a sujetar adecuadamente al bebé.
5- Introducir el suero en la nariz. Lo primero que se debe hacer es introducir el suero por el agujero de la nariz en el orificio superior para intentar que este salga a continuación por el orificio interior.
A continuación, habrá que darle la vuelta al pequeño para repetir la misma acción, pero en la otra fosa nasal.
Cuando se introduzcan las gotas de suero en la nariz se podrá ayudar a que el bebé expulse el moco impidiendo que abra la boca y pueda así respirar por la nariz.
¿Qué es lo más práctico? En realidad, los preparados de solución salina en monodosis, que son los que ayudan a limpiar el polen, el polvo y otros residuos de los conductos nasales del bebé. Además, ayudan también a retirar el exceso de moco y añade humectación. También los conductos nasales pueden ayudar a aliviar los síntomas de la alergia nasal, y a prevenir las infecciones de los senos paranasales.
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Fuentes:
En Familia AEP
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