Los mejores consejos para el primer día en la Escuela Infantil
Creatividad: Paula Jara Xelmírez
El comienzo de la escuela infantil es uno de los primeros pequeños grandes desafíos en la vida de cualquier bebé y de sus padres. Supone la entrada a su primer entorno de socialización, en el que el pequeño "aprenderá a relacionarse, a adaptarse a las normas, a compartir, a convivir y a desarrollar habilidades de comunicación", como indican en la Asociación Española de Pediatría.
La edad de acceso a las escuelas de Educación Infantil varía según la necesidad de los padres de conciliar el cuidado del bebé con su vida profesional. Así, es habitual que a partir de los cinco meses –tiempo que comprende la duración de la baja de maternidad y paternidad más los permisos de lactancia– muchas familias comiencen a llevar a sus bebés a la escuela infantil. La mayoría de expertos coinciden en que la edad ideal para que un bebé comience a ir es entre los 6 y los 12 meses. La Asociación Española de Pediatría aconseja esperar hasta que el niño cumpla dos años para evitar la exposición temprana a virus y gérmenes.
La equipación esencial para la Escuela infantil
4 consejos para superar el primer día de escuela infantil
El primer día en un centro de Educación Infantil supone toda una montaña rusa de emociones tanto para el pequeño como para sus padres, sobre todo si el bebé tiene ya cierto grado de madurez y ha comenzado a desarrollar el sentimiento de rechazo hacia los desconocidos, algo normal que suele suceder en torno a los siete meses de edad.
Por si esto fuera poco, es más que frecuente que el efecto contagio en el momento de entrar desencadene una cascada de reacciones, como temor, angustia y llanto, que se propagan rápidamente de unos niños a otros. Es normal. Saber cómo hay que actuar para mantener la calma e instaurar el hábito de ir a la escuela con un talante positivo son las claves para superar con éxito el proceso de adaptación. Toma nota de los consejos de los expertos para superar el primer día.
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01.
Muéstrale la escuela antes de empezar
Lo desconocido puede ocasionar desconfianza o temor, más aún si quien se enfrenta a ello es un bebé o un niño de corta edad. Por eso, familiarizar al pequeño con la escuela infantil es la mejor táctica para abordar el inicio de esta etapa. Una buena idea es llevar al pequeño a que vea el centro los días previos al comienzo. Cuando se lo mostréis, reforzad con comentarios motivadores (“¡Vas a tener muchos amigos y amigas!”, “Vas a venir aquí porque ya eres muy mayor”…). Si tenéis posibilidad de entrar con el pequeño, no lo dudéis, para que comience a familiarizarse con este nuevo universo. Así, cuando llegue día de quedarse lo hará en un escenario que ya conoce, lo que evitará que sienta temor o recelo.
02.
Establece una rutina desde el primer día
A todos nos cuesta adaptarnos a las rutinas. A los bebés también. Por eso es fundamental seguir de forma disciplinada el periodo de adaptación que las escuelas de Educación Infantil establecen para los primeros días. Se trata de un proceso gradual –comienzan yendo un breve periodo de tiempo, que va aumentando día a día durante las primeras semanas–. Lo esencial es no dejar de ir ni un solo día, para que el pequeño se vaya acostumbrando a esta nueva actividad. Lo ideal es que seáis vosotros –su mamá, su papá o ambos– quienes lo llevéis cada mañana para que el bebé se sienta seguro y protegido.
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03.
Despídete de forma breve y positiva
Nunca dejes al niño en la escuela sin despedirte. Aunque pueda tentarte la idea de desaparecer sin más es preferible despedirse, aunque el pequeño llore. De lo contrario, cuando vea que no estás se sentirá abandonado, traicionado y desprotegido. Despídete de forma breve, sin dramatizar. Hazlo con ánimo positivo para transmitirle seguridad y reforzar la confianza hacia este entorno nuevo en el que disfrutará de gran parte de su infancia. Deja que el niño se lleve de casa un peluche u objeto de apego –o el chupete, si aún lo usa–: con ellos se sentirá acompañado y reconfortado hasta que se adapte a esta nueva rutina.
04.
Háblale con calma aunque llore
Es más que probable que, cuando vea que os vais, el pequeño rompa a llorar. Puede incluso que las lágrimas den paso a llanto desconsolado con componente físico (pataleo, gritos, súplicas, carreras…). En tal caso, sitúate a su altura y háblale de forma sosegada para tranquilizarle, mirándole a los ojos. Explícale que va a quedarse allí con sus cuidadores y con más niños y que en un rato volverás a recogerle. No le prometas regalos ni recompensas por quedarse, pues esto le hará concebir la idea de que la escuela es un lugar negativo que necesita una compensación. Cuando por fin llegue el momento de recogerle, recíbele con entusiasmo pero sin reacciones exaltadas: la normalidad es clave para que el niño aprenda a disfrutar de ciertas actividades al margen de sus padres.
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