Los mejores consejos para el primer día de escuela infantil

El comienzo de la escuela infantil es uno de los primeros pequeños grandes desafíos en la vida de cualquier bebé y de sus padres. Supone la entrada a su primer entorno de socialización, en el que el pequeño "aprenderá a relacionarse, a adaptarse a las normas, a compartir, a convivir, a interactuar con los demás y a desarrollar habilidades de comunicación", como indican en la Asociación Española de Pediatría.
La edad de acceso a las escuelas de Educación Infantil puede variar entre unos bebés y otros en función de las circunstancias particulares de cada familia, sobre todo por la necesidad de los padres de conciliar el cuidado del pequeño con su vida profesional. Así, es habitual que a partir de los cinco meses –tiempo que comprende aproximadamente la duración de la baja de maternidad y paternidad más los permisos acumulados por lactancia– muchas familias comiencen a llevar a sus bebés a la escuela infantil. No obstante, la recomendación de la mayoría de expertos es que la edad ideal para que un bebé comience a ir sea entre los 6 y los 12 meses. Amparándose en motivos puramente médicos –exposición temprana a virus y gérmenes–la Asociación Española de Pediatría aconseja esperar hasta que el niño cumpla dos años para escolarizarlo.
Nuestros favoritos para el primer día de Escuela infantil
4 consejos para superar el primer día de escuela infantil
El primer día en un centro de Educación Infantil supone toda una montaña rusa de emociones tanto para el pequeño como para sus padres, sobre todo si el bebé tiene ya cierto grado de madurez y ha comenzado a desarrollar el sentimiento de rechazo hacia los desconocidos, algo absolutamente normal en el proceso de crecimiento y que suele suceder en torno a los siete meses de edad.
Por si esto fuera poco, es más que frecuente que el efecto contagio en el momento de entrar desencadene una cascada de reacciones, como nerviosismo, desconfianza, temor, angustia y llanto, que se propagan rápidamente de unos niños a otros. Es algo normal. Saber cómo hay que actuar para mantener la calma e instaurar el hábito de ir a la escuela con un talante positivo son las claves para superar con éxito el proceso de adaptación. Toma nota de los consejos de los expertos para superar el primer día.

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01.
Muéstrale la escuela antes de empezar
Lo desconocido puede ocasionar desconfianza o temor, más aún si quien se enfrenta a ello es un bebé o un niño de corta edad. Por eso, familiarizar al pequeño con la escuela infantil es la mejor táctica para abordar el inicio de esta etapa de una forma emocionalmente estable. Una buena idea es llevar al pequeño a que vea el centro los días previos al comienzo. Cuando se lo mostréis, reforzad con comentarios motivadores (“¡Vas a tener muchos amigos y amigas!”, “Vas a venir aquí porque ya eres muy mayor”…). Si tenéis posibilidad de entrar con el pequeño, no lo dudéis, para que comience a familiarizarse con este nuevo universo. Así, cuando llegue día de quedarse lo hará en un escenario que ya conoce, lo que evitará que sienta temor o recelo.
02.
Establece una rutina desde el primer día
A todos nos cuesta adaptarnos a las rutinas. A los bebés también. Por eso es fundamental seguir de forma disciplinada el periodo de adaptación que la mayoría de escuelas de Educación Infantil establecen para los primeros días. Se trata de un proceso gradual –comienzan yendo un breve periodo de tiempo, que va aumentando día a día durante las primeras semanas–. Lo esencial es no dejar de ir ni un solo día, para que el pequeño se vaya acostumbrando a esta nueva actividad de su día a día. Lo ideal es que seáis vosotros –su mamá, su papá o ambos– quienes lo llevéis cada mañana para que el bebé se sienta seguro y protegido.

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03.
Despídete de forma breve y positiva
Nunca dejes al niño en la escuela sin despedirte. Aunque pueda tentarte la idea de jugar al despiste y desaparecer sin más, siempre es preferible despedirse, aunque el pequeño llore. De lo contrario, cuando vea que no estás se sentirá abandonado, traicionado y desprotegido. Despídete de forma breve, sin dramatizar. Hazlo con ánimo positivo para transmitirle seguridad y para reforzar la confianza del pequeño hacia este entorno nuevo en el que disfrutará de gran parte de su infancia. Deja que el niño se lleve de casa un peluche u objeto de apego –o el chupete, si aún lo usa–: con ellos se sentirá más compañado y reconfortado hasta que se adapte a esta nueva rutina.
04.
Háblale con calma aunque llore
Es más que probable que, cuando note que os vais a ir, el pequeño rompa a llorar. Puede incluso que las lágrimas den paso a llanto desconsolado con componente físico y de desesperación (pataleo, gritos, súplicas, carreras…). En tal caso, sitúate a su altura y háblale de forma sosegada para tranquilizarle, mirándole a los ojos. Explícale que va a quedarse allí con sus cuidadores y con más niños y que en un rato volverás a recogerle. Y, aunque puedas creer que es una buena idea, no le prometas regalos ni recompensas por quedarse, pues esto le hará concebir la idea de que la escuela es un lugar negativo que necesita una compensación. Cuando por fin llegue el momento de recogerle, recíbele con entusiasmo pero sin caer en reacciones exaltadas: la normalidad es clave para que el niño normalice el hecho de comenzar a disfrutar de ciertas actividades y rutinas al margen de sus padres.

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