¿Cuándo comenzar la alimentación complementaria?

Desde su nacimiento hasta que cumple 6 meses la leche –ya sea materna o de fórmula– es el único alimento tolerado por el bebé. En torno al medio año de vida, gracias a la madurez paulatina de su sistema digestivo, el pequeño estará preparado para aceptar gradualmente otros alimentos. Es el momento de introducir en su dieta la alimentación complementaria a la leche. Eso sí: este cambio no implica que haya que abandonar la leche. Te contamos cómo abordar el proceso.
La alimentación del bebé de 0 a 6 meses
Durante los primeros meses, la leche –preferiblemente materna, según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud– es un alimento suficiente para cubrir las necesidades nutricionales del bebé y para que este crezca y se desarrolle adecuadamente. A esta edad tan temprana el sistema digestivo del pequeño no está preparado aún para procesar ningún otro alimento, por lo que solo se le puede alimentar con leche materna o leche de fórmula de inicio (o leche de fórmula 1).
Cuando el bebé cumpla 6 meses de vida la leche ya no será suficiente para cubrir sus necesidades nutricionales, por lo que es el momento de empezar a ofrecerle otros alimentos complementarios. Este cambio no significa ni mucho menos que haya que abandonar la lactancia. La leche seguirá siendo su alimento principal hasta los 12 meses, combinanda con nuevos alimentos como cereales, frutas, verduras, carne, pescado...
Hace años lo habitual era comenzar con la alimentación complementaria cuando el bebé tenía en torno a 4 o 5 meses. Sin embargo, estudios reientes han demostrado que la leche es el mejor alimento posible hasta los 6 meses, de ahí que la pauta actual de los pediatras sea mantener la lactancia en exclusiva hasta que el pequeño cumple medio año de edad.
¿Cómo sé si mi bebé está preparado para tomar nuevos alimentos?
Hacia los 6 meses se producen ciertos cambios en el bebé que pueden indicar que el pequeño ya está preparado para comenzar a probar alimentos diferentes a la leche. Algunos de estos cambios tienen que ver con su desarrollo interno y son difíciles de percibir a simple vista. Otros, sin embargo, tienen un claro reflejo en su actitud y su forma de relacionarse con el entorno. Toma nota:
- Hacia los 6 meses de vida culmina la maduración de los órganos del sistema digestivo del bebé. Esto implica que la secreción gástrica y pancreática mejoran, lo que permite al organismo digerir y absorber alimentos más complejos. Además, aumenta la movilidad intestinal que facilita las digestiones.
- Desaparece el reflejo de extrusión, lo que significa que el bebé abandona el impulso de escupir los alimentos que no son líquidos. Esto permite que se le puedan empezar a ofrecer alimentos en trocitos, semisólidos o sólidos triturados y él será capaz de tragarlos. Poco a poco el pequeño aprende a controlar su musculatura labial para abrir y cerrar la boca, perfecciona los movimientos de la lengua hacia adelante y hacia atrás y pliega el labio inferior para contener el alimento cuando se retira la cuchara.
- Es capaz de mantenerse sentado en la trona o en brazos, lo que facilita la digestión y la toma de alimentos sólidos o semisólidos.
- Comienza a mostrar interés por la comida de los adultos y siente curiosidad por probar texturas y sabores diferentes a los de la leche.
Consejos para introducir la alimentación complementaria
Cuando se acerque la fecha en la que el bebé cumpla 6 meses el pediatra te irá indicando en las revisiones el modo de ir introduciendo la alimentación complementaria en su dieta.
Tradicionalmente era habitual seguir un estricto orden en la introducción de cada grupo de alimentos basándose en la creencia de que así se reducía el riesgo de desarrollar alergias alimentarias. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que no es necesario seguir un orden preestablecido para la introducción de alimentos. La única excepción que se recomienda es evitar aquellos alimentos que pudieran suponer un riesgo para el pequeño. Algunos de estos alimentos que conviene posponer son:
- Las especies grandes de pescado azul (atún, bonito...), que pueden contener trazas de sustancias potencialmente nocivas, como metales pesados.
- La leche de vaca, que contiene proteínas y grasas de difícil digestión.
- La miel, que puede portar la bacteria Clostridium, responsable del botulismo del lactante.
- Los frutos secos, frutas con cáscara o frutas esféricas pequeñas (uvas, cerezas, arándanos...), que pueden suponer riesgo de atragantamiento.
Es conveniente empezar por alimentos fáciles de digerir y dejar pasar entre 3 y 4 días entre la introducción de un alimento y otro para poder observar si alguno le causa algún tipo de reacción alérgica. Los síntomas más frecuentes de las alergias o intolerancias alimentarias son diarrea, náuseas, vómitos, urticaria o problemas para respirar.
La forma más habitual de introducir los alimentos complementarios es triturados, en forma de papilla o puré. Otro método es el baby led weaning (en inglés, destete dirigido por el bebé), que se basa en ofrecerle alimentos sólidos para que los coma con sus propias manos.
Tanto en un caso como en otro puedes comenzar con las frutas (pera, manzana, plátano, naranja...) o verduras (patata, puerro, calabacín, zanahoria…). A medida que el pequeño vaya aceptando los nuevos sabores y texturas puedes añadir a sus purés trozos de carne magra cocida (pollo o pavo) cocida o pescado blanco cocido. En caso de optar por el método baby led weaning se recomienda comenzar por alimentos blandos o cocidos para evitar riesgo de atragantamiento. Algunas opciones son pasta, patata, brócoli o zanahoria cocidos, frutas maduras y blanditas... Las legumbres podrían comenzar a introducirse también desde los 6 meses, aunque muchos pediatras recomiendan esperar hasta los 10 meses ya que son más difíciles de digerir.
Para las primeras ocasiones en que vayas a ofrecer alimentos complementarios al bebé se recomienda elegir un momento en que el pequeño esté alerta y no tenga demasiada hambre, para evitar que intente tragar con ansia y pueda atragantarse. Durante las primeras semanas tras la introducción de la alimentación complementaria es posible que el bebé rechace esta nueva forma de comer o ingiera cantidades muy pequeñas. No debes preocuparte, la leche seguirá siendo su principal alimento. Tener paciencia, ser comprensivos y crear un ambiente agradable durante la comida son pautas que ayudarán a que este pequeño gran cambio en la vida del bebé se consolide de forma satisfactoria.
Aliados para la introducción de la alimentación complementaria
Fuente:
Asociación Española de Pediatría (AEP). Recomendaciones sobre la alimentación complementaria. Comité de Nutrición AEP, 2018.

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