¿Conoces el síndrome de HELLP?

¿Qué es el síndrome de HELLP y por qué aparece?
El síndrome de HELLP, y que según sus siglas en inglés significa “hemólisis, aumento enzimas hepáticas y trombocitopenia” es una de las complicaciones maternas y fetales más graves durante el embarazo. Pero ¿a quiénes afecta? Pues bien, lo cierto es que solamente el 10% de los embarazos complicados con preeclampsia severa o eclampsia son afectados por el síndrome de HELLP (o SH). Es cierto que no es algo muy común, pero sin duda es, por desgracia, uno de los trastornos más graves que puede sufrir la mujer embarazada durante las 40 o 42 semanas de gestación (dependiendo de cada embarazo) o incluso también después de haber dado a luz.
Según un informe publicado por la Revista de Hematología “incluso un 70% de los casos se manifiestan antes de terminar el embarazo y un 30% se diagnostica en las primeras 48 horas del puerperio”. Además, por norma general, este se inicia durante el último trimestre del embarazo y afecta entre 0,5 y 0,9% de todos los embarazos y hasta el 20% de los embarazos complicados con preeclampsia grave, aunque se observa un pico de máxima incidencia entre la semana 27 de gestación y semana 37, y apenas un 10% antes de la semana 27.
Es importante saber que no se ha encontrado una causa para el síndrome HELLP, aunque se considere una variante de la preeclampsia. Sin embargo, lo que sí se ha podido demostrar es que en algunas ocasiones su presencia se debe a causa de una afección subyacente como el síndrome antifosfolípidos, un trastorno autoinmunitario que involucra coágulos de sangre frecuentes (trombosis).
El síndrome de HELLP se presenta, como ya veíamos, en uno o dos de cada 1000 embarazos. Sin embargo, en las mujeres con preeclampsia o eclampsia la cosa cambia (10-20% de los embarazos).
Son muchas las mujeres que suelen presentar presión arterial alta y se les diagnostica preeclampsia antes de que presenten el síndrome de HELLP. No obstante, se debe tener en cuenta también que en algunos casos los síntomas de dicho síndrome son la primera advertencia de preeclampsia. También pasa que en ocasiones este síndrome o afección se diagnostica de manera errónea como la gripe, la hepatitis, la colecistopatía, la púrpura trombocitopénica idiopática o trombótica, o bien con la reagudización del lupus.
¿Cuáles son los síntomas más comunes en el síndrome de HELLP?
Normalmente el síndrome de HELLP se presenta durante el tercer trimestre del embarazo (entre la semana 26 y la 40 de gestación), aunque en otras ocasiones podría presentarse perfectamente en la semana posterior al nacimiento del bebé. Este suele manifestarse con un gran malestar, náuseas, vómitos y dolor de estómago muy intenso.
Dichos síntomas suelen combinarse, además, con dolores de cabeza graves, orina oscura e incluso fiebre, sangrado de nariz o visión algo borrosa. Además, también podría provocar una hemorragia posparto porque altera la coagulación de la sangre. En ese caso sería por completo necesaria su hospitalización para controlar tanto la evolución de la futura mamá como la del feto.
Tratamiento del síndrome de HELLP
Lo cierto es que la única forma de tratar esta patología es poniendo fin al embarazo. Si, por ejemplo, el embarazo ha pasado ya de la semana 32 de gestación lo ideal sería provocar el parto una vez pasadas las 24 horas después del diagnóstico, pero si es antes lo que se hace es administrar un tratamiento para hacer madurar el pulmón del bebé y estabilizar el síndrome de HELLP, pero nunca más de tres semanas y, además, la mujer deberá estar ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Normalmente el tratamiento puede incluir reposo, internación en el hospital, transfusiones de sangre, sulfato de magnesio para evitar convulsiones, medicamentos antihipertensivos para controlar la presión sanguínea, corticosteroides e inducción del parto.
Sin embargo, si el problema se agrava y no se trata como es debido, la mamá y el bebé podrían llegar morir. De hecho, en el caso de la madre podría complicarse aún más por un edema pulmonar, una hemorragia de hígado, ictericia, desprendimiento de placenta o coagulación de la sangre.

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