Cómo colocar los cojines para tener un sofá estiloso: 4 combinaciones fáciles para conseguirlo

El sofá es el protagonista del salón, el centro de las reuniones, de películas en familia, un rincón de felicidad y momentos de relax. Fíjate en las editoriales y revistas de decoración. ¿Cómo consiguen las estilistas que los sofás estén siempre perfectos, mullidos, arropados…? La respuesta está en la selección estratégica de cojines, un detalle que puede transformar su apariencia por completo. Todo está medido y calculado, y es que no se trata solo de poner un par de ellos al azar, sino de crear una composición armónica que realce el sofá y, por extensión, todo el espacio.
Aunque combinarlos parece una tarea simple, la realidad es que es una parte de la decoración que, a veces, se nos resiste. Coordinarlos con el propio sofá y, a su vez, con el resto de la estancia no tiene por qué ser complicado, siempre y cuando conozcas una serie de directrices que pueden hacerte la tarea un poquito más sencilla.
Seguir una misma gama cromática, jugar con los acabados, las texturas, crear contrastes de colores y apostar sin miedo por los estampados son algunas de estas claves que desarrollamos a continuación.
01.
Color y estampados: claves para combinarlos con éxito
Para lograr una combinación armoniosa, es fundamental partir de una misma gama cromática que sirva de hilo conductor. De este modo, se garantiza que los cojines se integren bien sin resultar caótico. Una vez establecida la base de color, se pueden introducir distintos estampados sin miedo a que desentonen. ¡El equilibrio es clave!
Si eliges un diseño llamativo, acompáñalo con cojines lisos que lo suavicen. De igual manera, si mezclas varios patrones en una misma composición, deja respirar los espacios entre cojines estampados con algunos lisos que aporten calma al conjunto.
Otro truco infalible es mezclar estampados de diferente escala: por ejemplo, un cojín con flores grandes junto a otro con un motivo geométrico pequeño y otro liso. De este modo, la combinación se verá armoniosa sin resultar recargada. Recuerda: las rayas, los motivos florales y los geométricos pueden convivir en armonía siempre que la gama cromática sea el hilo conductor.
02.
Tres colores y muchos estilos decorativos
En este apartado aplicaremos varias reglas. ¿La primera? La regla del tres. Lo primordial es elegir una familia de colores que sirvan de hilo conductor. En lugar de elegir tonos al azar, conviene tomar referencias del propio espacio: las paredes, las cortinas, la alfombra o, incluso, un cuadro pueden servir como punto de partida. Lo ideal es seleccionar tres tonos que se complementen entre sí para garantizar un resultado armonioso. Si los cojines comparten la misma paleta cromática que el resto del espacio, el conjunto tendrá coherencia y será difícil fallar.
Partiendo de esta base, y sabiendo que cada estilo decorativo tiene sus propias reglas, debes saber que hay una norma que siguen muchos interioristas y nunca falla: la regla del 60/30/10. Es muy sencillo: consiste en elegir un color predominante que abarque el 60% de la composición, un segundo color que tenga una presencia del 30% y un tercer tono de acento que aporte contraste y represente el 10% restante.
Por ejemplo, en un salón donde dominan los tonos neutros y naturales en paredes y muebles, puedes crear una primera base de color beige en los cojines. El rosa empolvado puede ejercer como tono secundario, aportando frescura y romanticismo, mientras que el mostaza será capaz de contrarrestarlo, añadiendo una nota cálida y vibrante que puede elevar el conjunto.
03.
Texturas y materiales: el truco para aportar profundidad
En un salón dominado por tonos neutros, las texturas pueden convertirse en el alma de la fiesta, dando vida y profundidad al ambiente. Aunque decorar todo en tonos serenos puede parecer plano y aburrido, aún hay lugar para la diversión gracias a las texturas y los acabados especiales con vocación de protagonismo. Estos detalles tan sutiles enriquecen el salón, hacen contraste visual y aportan una bonita complejidad sin necesidad de tonos más drásticos. En definitiva, crean atmósferas que invitan a ser exploradas con la mirada y con el tacto.
Texturas como el mohair, siempre suave y aterciopelado, cojines con efecto piel, la elegancia del terciopelo, el clasicismo de la espiga o el envolvente bouclé, tan de actualidad en los tapizados, definen el contorno del sofá, haciendo que todo el conjunto sea mucho más cálido y acogedor. Recuerda esto: los cojines no son meros adornos, sino piezas capaces de transformar la arquitectura misma del espacio.
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04.
¿Sofá oscuro? Mezcla rayas y cuadros
A menudo pensamos que las rayas y los cuadros son patrones opuestos e irreconciliables: las rayas, con su orden y estructura, y los cuadros, con más dinamismo y movimiento. Sin embargo, cuando se combinan correctamente, pueden crear un conjunto atractivo y equilibrado. La clave está en jugar con la escala y los colores: si los tonos se mantienen dentro de una misma gama cromática, como esta selección en negros y crudos, estos patrones tan distintos pueden convivir en perfecta armonía.
Para conseguir un efecto natural y estiloso, es recomendable agrupar los cojines en números impares. Tres o cinco cojines dan un aspecto más relajado y visualmente atractivo que una distribución demasiado simétrica. Además, si el sofá es oscuro, esta combinación tiene aún más sentido. Y es que optar por cojines de base neutra con estos sutiles estampados en contraste ayudará a iluminar el espacio y darle un aire más fresco y ligero.

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