Este verano, ¿jugamos al ping-pong?

Al contrario de la creencia de sus orígenes asiáticos el ping-pong surgió en Inglaterra a finales del siglo XIX y desde entonces ha logrado ser el deporte olímpico con más jugadores, 40 millones exactamente, en todo el mundo.
Y no es de extrañar por el ping-pong es un juego de normas sencillas, muy dinámico y entretenido y perfecto para todas las edades ya que es un deporte poco agresivo y nada lesivo.
Por eso el ping-pong o tenis de mesa es uno de los deportes más divertidos que se pueden practicar en familia y el verano es el momento perfecto para aficionarse a él ya que muchas comunidades de vecinos y piscinas cuentan con mesas de ping-pong en sus instalaciones.
Solo necesitareis palas y pelotas de ping-pong para comenzar a practicar con los niños y, si la cosa va bien y quieren seguir en casa, siempre tendréis la posibilidad de convertir cualquier mesa suficientemente grande en una mesa de ping-pong gracias a las redes para tenis de mesa, muy sencillas de instalar y geniales para seguir practicando en casa o en cualquier sitio donde haya una mesa y ganas de palear.
Beneficios del ping-pong
Sus normas son sencillas, en pareja o en dobles parejas hay que hacer que la pelota salte la red dando un bote en la parte del campo del contrario.
Parece sencillo, pero sin embargo es uno de los deportes que más preparación y técnica necesitan y por ello los beneficios que aporta a los niños su practica son muy interesantes y positivos para su desarrollo general.
Os contamos los 5 beneficios de jugar al ping pong para los niños:
Trabaja su poder de concentración
Un partido de ping-pong es rápido, ágil, impredecible… Los niños deberán estar atentos a la trayectoria de la pelota, a la rapidez de su golpe y a los movimientos de su contrincante.
Es un ejercicio que implica una concentración total y eso les ayudará a aprender a concentrarse en cualquier otro momento de sus vidas.
Estimula sus reflejos y su coordinación
Aunque no lo parezca, un partido de ping-pong involucra todas las partes del cuerpo; muñecas, brazos, cintura, cadera, piernas…
Todo debe moverse de manera coordinada para conseguir dar a la pelota con la pala y al intentarlo los niños trabajan, sin darse cuenta, la coordinación corporal y estimulan su capacidad de reflejos.
Mejoran su rendimiento intelectual y su capacidad de reacción
La rapidez de decisión y actuación que implica jugar al ping-pong es, además del deporte, un buen ejercicio intelectual ya que fomenta y mejora su agilidad mental.
Trabaja su agudeza visual
El ping-pong es uno de los deportes de pelota en los que la pelota es especialmente pequeña para un tablero bastante grande.
Por ello hay que hacer un esfuerzo extra para localizarla en el aire, en su trayecto hasta la parte de nuestra mesa, en el momento del bote…
Este esfuerzo, innecesario en deportes como el baloncesto o el futbol, hace que trabajen su agudeza visual y la refuercen.
Mejora el equilibrio y el tono muscular
Aunque parezca que poco ejercicio se puede hacer en torno a una mesa, ¡no es así!
El ping-pong implica moverse mucho, rápido y en un espacio reducido lo que, además de reforzar su tono muscular, les hará trabajar su equilibrio mientras echan su partidita de ping-pong veraniego.
Después de saber todas estas ventajas, ¿quién se negará a echar una partida de ping-pong este verano?

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