Tiende cuando te apetezca, la tecnología FreshCare+ se ocupará de evitar el mal olor de tu colada
A todo el mundo le gusta tener la ropa impoluta y con olor a limpio. Sin embargo, hacer la colada y tener que tenderla nada más terminar el lavado hace que para muchos esta tarea se vuelva cuesta arriba.
Por suerte, los fabricantes han ido incluyendo funciones cada vez más sofisticadas, que no sólo logran un lavado más eficaz y eficiente, sino que además lo hacen más fácil y cómodo para todo tipo de personas.
El fastidio de que la ropa huela mal
Hay pocas cosas más desesperantes que sacar la ropa recién lavada de la lavadora y comprobar que desprende mal olor. Al fin y al cabo, uno de los motivos por los que lavamos nuestra ropa es para eliminar olores desagradables, como el sudor, el tabaco o la "fritanga". Y que consigamos precisamente el efecto contrario es, cuanto menos, frustrante.
Existen diversos motivos por los que la ropa puede quedar impregnada de malos olores. Desde prendas que se nos quedan atascadas en algún rincón de la lavadora hasta que usemos una cantidad incorrecta de detergente. También es posible que abusemos de los lavados en frío, ya que la alta temperatura la que ayuda a disipar los malos olores. Incluso la propia lavadora puede transmitir ese mal olor si hay restos de agua encharcada en el tambor o si se acumula suciedad en las juntas de goma.
Pero, sin duda, el motivo más frecuente por el que nuestra ropa coge mal olor tras el lavado es que dejemos demasiado tiempo las prendas húmedas en el interior del tambor, donde la combinación de humedad y temperatura hace que proliferen las bacterias. Algunos estudios señalan que el 70% de la gente no tiende justo después de finalizar el ciclo de lavado, y un 51% debe volver a echar la ropa debido al mal olor que ha penetrado en los tejidos. Es un descuido muy común y que hace que muchas personas pongan lavadoras a diario casi con el cronómetro en la mano.
Los programas de lavado, ¿más cortos o más largos?
Así, el tiempo se convierte en un factor fundamental a la hora de tomar la decisión de poner la lavadora o no, y de elegir el tipo de programa. Actualmente, encontramos programas de lavado que van desde los 15 minutos hasta las 3 horas de duración, estando la media sobre 1 hora 30 minutos para un ciclo de lavado sintético de 3-4 kilos a 40º.
Esta media en el tiempo de los programas de lavado ha ido aumentando año a año a medida que las lavadoras se han ido haciendo más sofisticadas. Puede parecer una incongruencia que las lavadoras, cuanto más modernas, más tarden en lavar la ropa, pero todo tiene una explicación. Mucha gente cree que programando un ciclo de lavado corto a máxima potencia consume menos luz y agua, pero todo lo contrario, pues resultan menos eficientes. En cambio, los programas de larga duración están optimizados para que el lavado sea lo más eficiente posible, consumiendo menos agua y energía.
Como vemos, saber la duración de los ciclos y programas es fundamental para conocer el gasto real en energía eléctrica. Y así lo reflejan los distintos fabricantes, que son profusos en ofrecer información sobre los tipos de programa. Sin embargo, esta información de tiempos y consumo energético por programa no aparece en las etiquetas de eficiencia energética que desde 2011 todos los electrodomésticos deben llevar. Actualmente sólo podemos encontrar el consumo anual medio de agua y luz, datos importantes pero que al consumidor medio le puede resultar insuficiente.
¿Somos esclavos de nuestra lavadora?
Ya sabemos que debemos sacar la ropa de la lavadora inmediatamente después de terminar el ciclo. También hemos visto que los programas son cada año más largos a pesar de los avances tecnológicos en el mundo del electrodoméstico. De esta manera, nos encontramos con que en cierto modo estamos “atados a nuestra lavadora”. No sería raro que llegáramos tarde a una cita o nos perdiésemos el principio de una película en el cine porque hemos estado esperando a que el ciclo acabe.
En todo caso, lo más habitual no es que lleguemos tarde a los sitios, sino que directamente decidamos posponer la colada para otro momento, acumulando más ropa sucia en la cesta o en el propio tambor. También sucede algunas veces que, por el contrario, decidimos no tener esa cita o no hacer aquella actividad que teníamos planeada para “dedicar el día a poner lavadoras”.
En este contexto, lo más molesto no es que tengamos que aplazar una cita o dejar de ir al cine, sino tener que parar lo que estemos haciendo en casa porque debemos sacar la ropa y tenderla. Interrumpir el almuerzo, dejar ese programa de la tele a la mitad o tender con el teléfono en la oreja mientras hablas son algunos inconvenientes que seguramente hemos experimentado todos en alguna ocasión.
Desde luego, puede ser peor si te olvidas de sacar la ropa o te retrasas al hacerlo porque la tendrás que volver a lavar.
La programación diferida, ¿la solución a las esperas?
Una posible solución es programar el inicio del lavado con la función de programación diferida, una característica que ya está presente en la mayoría de lavadoras del mercado, como en la lavadora Whirlpool FWD91496WS EU de 9 kg de carga. Esta función permite retrasar la activación del programa, de tal manera que podemos hacer coincidir el final con el momento en el que ya hayamos vuelto a casa.
Otra opción aconsejable en la programación diferida es iniciar el lavado mientras estamos durmiendo y programar su finalización para la hora en que nos levantemos. Así, poniendo la lavadora durante la noche, podemos aprovechar también los menores precios de las horas valle que contemplan muchas compañías eléctricas.
Sin embargo, la programación diferida no te permite iniciar el lavado cuando se te olvida poner la lavadora y te acuerdas cuando ya estás fuera de casa. Ni tampoco te soluciona la papeleta cuando quieres aprovechar bien la noche y poner una carga extra mientras estamos durmiendo.
Por último, hay mucha gente a la que sencillamente no le gusta dejar aparatos funcionando mientras están fuera de casa, por si ocurre alguna avería. Incluso los hay que no se fían de que la programación funcione y no quieren encontrarse al llegar a casa con que el lavado no se ha iniciado. Son personas que, simplemente quieren poner la lavadora mientras están en casa pero no quieren estar pendientes de que termine para tender enseguida la ropa.
Ropa fresca después de 6 horas en el tambor, ¿es posible?
La lavadora es un electrodoméstico que cambió la sociedad de principios del siglo XX, cuando aparecieron las primeras lavadoras automáticas, por lo que no debería ser un obstáculo hoy en día para el usuario, más aún cuando la tecnología ha evolucionado tanto. Parece que, para no estar a expensas de los ciclos de lavado y que este tiempo condicione nuestros ratos de ocio o aficiones, la única mediada pasa por no tener que sacar la ropa inmediatamente después del lavado.
Evitar que se generen malos olores en el interior del tambor con la ropa húmeda no es una tarea sencilla. La solución ideada por los especialistas de Whirlpool es una innovadora tecnología denominada FreshCare+ que ha introducido en algunos modelos de sus nuevas gamas como el modelo mencionado anteriormente o la lavasecadora FWDG96148WS SP. Ésta, además, incluye otras tecnologías como 6th Sense, para adaptar los recursos del lavado, o SoftMove, que adapta los movimientos del tambor a cada tipo de colada.
Si activas la función FreshCare+ al escoger el programa de lavado, las prendas son capaces de mantenerse frescas hasta 6 horas después de terminar el ciclo gracias a la combinación de vapor y movimientos lentos de tambor que evitan la proliferación de bacterias y aromas desagradables. Esta función durará hasta 6 horas, por lo que tendremos margen de sobra para volver a casa o terminar con la actividad que estuviéramos abordando.
Por un lado, el tratamiento de vapor se consigue desde un espacio que está debajo del tambor, donde se aloja una resistencia que se cubre de agua para después calentarla y evaporarla. El vapor entra en el tambor a través de los orificios y comienza lo que la compañía estadounidense denomina "un suave masaje" donde los movimientos lentos de tambor y el vapor van masajeando las fibras durante 40 minutos para llegar a todas las prendas.
Cuando finaliza la fase de "suave masaje", el tambor realiza una serie de movimientos lentos y oscilantes a baja velocidad para que la ropa no se apelmace y continúe fresca en el interior del tambor hasta finalizar el ciclo. Este proceso, según explica el propio fabricante, se repetiría varias veces hasta el máximo de las 6 horas descritas para mantener la ropa fresca y libre de fragancias inoportunas. Y lo mejor de todo: esta vez sí, podemos parar el proceso en cualquier momento, sin que tengamos que esperar a que llegue a su fin.
¿Estamos pues ante el principio del fin de las esperas frente a la lavadora y del olor a humedad en nuestras prendas?

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