11 tareas que acometer (sí o sí) cuando compras un ordenador nuevo
Los comienzos son momentos muy delicados en cualquier escenario, y poner a punto un ordenador para hacer que se adapte a nuestro estilo es una tarea a la que tenemos que prestar especial atención.
Generalmente, el proceso empieza a partir del asistente de configuración del propio sistema operativo. Y ahí empiezan nuestras opciones, ya que en muchos casos se nos invitará a que tomemos decisiones tales como autenticarnos con nuestra identidad de usuario en las plataformas de Windows o Mac, por ejemplo. O configurar la red local o la WiFi en la que estemos trabajando.
A continuación te damos unas indicaciones sobre qué opciones tienes y cuáles pueden ser interesantes de cara a empezar con buen pie la relación con tu nuevo equipo. Nos centraremos en equipos con sistema Windows. Para Mac el procedimiento es similar en algunos puntos, pero en otros tiene sus propias claves.
1 Configura la conexión de red
En el momento de inicializar un equipo, es interesante tener clara cuál es la configuración de red que tengas en casa. Especialmente la WiFi, con el nombre de la SSID y la contraseña a mano.
Si es mediante cable de red, será más fácil. Generalmente solo habrá que conectar el cable Ethernet. Con la red WiFi, en más de una ocasión tendrás que vértelas con la tediosa clave de decenas de dígitos que se encuentra en la parte de abajo del router de Internet ADSL, cable o fibra.
Para usuarios avanzados, y si estás instalando el ordenador desde cero con una imagen del sistema operativo, ten a mano los controladores de la tarjeta de red de tu ordenador, o de otro modo no podrás conectarte a Internet. Estos controladores se obtienen en la página de soporte del fabricante de tu ordenador portátil, o en la del fabricante de la placa base si se trata de un ordenador de sobremesa.
2 Instala las últimas actualizaciones
De un tiempo a esta parte, es habitual que el sistema operativo acceda a Internet en el momento de la puesta a punto inicial para comprobar si hay actualizaciones.
Es un proceso que puede tardar más o menos tiempo dependiendo de la velocidad de nuestra conexión, pero recomendable tanto para que se instalen los controladores más recientes de los componentes, como para eliminar potenciales vulnerabilidades de la seguridad del sistema que hubieran sido corregidas con posterioridad a la fecha de fabricación de nuestro ordenador.
2 Autentícate con tu cuenta de Microsoft
Una vez que hayas configurado la red, durante el proceso de inicialización del sistema, podrás autenticarte en tu cuenta de Microsoft. Puedes no hacerlo, pero las ventajas derivadas de asociar tu ordenador a una cuenta en la nube no son desdeñables.
Por ejemplo, podemos elegir que se restauren configuraciones personalizadas que tuviéramos en otros ordenadores en los que estuviésemos autenticados con la misma cuenta. Si tuviésemos personalizados los colores o el fondo de pantalla o sonidos, los recuperaríamos.
Otro tanto sucede con las redes WiFi que tuviésemos configuradas y compartidas como parte de las funcionalidades del Sensor WiFi (en Windows 10). Y si hemos comprado o instalado apps desde esa cuenta de usuario, podremos restituirlas en el nuevo sin tener que ir una por una, buscando las que ya estuvieran en nuestra posesión.
3 Comprueba que los controladores están bien instalados
Lo normal es que los equipos tengan los controladores de sus dispositivos bien instalados, pero no está de más verificarlo.
Esta tarea la puedes realizar en Panel de Control -> Sistema y seguridad -> Hardware y sonido -> Administrador de dispositivos. Si no hay ninguna señal de alerta en la lista, todo bien. En ocasiones, puede suceder que no estén bien instalados los controladores de, digamos, algunos puertos USB. O el controlador gráfico. Y eso puede hacer que se penalice la funcionalidad del equipo.
4 Selecciona qué aplicaciones quieres al inicio
Junto con el sistema operativo, en algunas ocasiones los fabricantes instalas software adicional. Pueden ser aplicaciones útiles, o no. Y en algunos casos incluso se configuran para que se inicien junto con el sistema operativo.
Es fácil comprobar qué programas se inician al mismo tiempo que el sistema. En Windows 10 podemos verlo en el Administrador de tareas y allí en la pestaña correspondiente a Inicio.
El listado que se muestra en pantalla contiene, precisamente, las apps que de forma automática se lanzan al iniciar Windows. Puedes dejarlas, desinstalarlas o sencillamente deshabilitar el arranque con el sistema para que no supongan un consumo de recursos de memoria o CPU excesivos.
5 Gestiona las carpetas sincronizadas en la nube
Los equipos portátiles ultraligeros, convertibles y 2 en 1, suelen tener discos duros SSD con capacidades modestas de 128 GB o 256 GB. Incluso los hay con 32 GB o 64 GB de almacenamiento, lo cual agrava la situación.
En estos casos, es de especial interés definir muy bien qué carpetas de la nube tendrán su “espejo” en el equipo local al configurar servicios como One Drive de Microsoft o Dropbox. Si la cantidad de datos almacenada es elevada, se agotará el espacio libre de nuestro disco con facilidad, y en algunos casos puede que nos cueste darnos cuenta de que el problema viene de ahí
La solución pasa por elegir las carpetas de sincronización con cuidado. O desactivar el servicio automático de sincronización, aunque en este punto hay que tener cuidado para no olvidarnos de hacer una copia de seguridad manualmente.
6 Elige la ubicación de carpetas como las de Imágenes o Descargas
Si tienes un disco SSD con 128 GB o 256 GB, hay ciertas carpetas del sistema que será recomendable reubicar para que no lo llenen a las pocas semanas.
Las carpetas de Imágenes y Descargas suelen estar fijadas en unas ubicaciones predefinidas por el Sistema Operativo. Pero puedes cambiarlas si es conveniente. Por ejemplo, puedes tener una tarjeta de memoria SD o microSD de alta capacidad dedicada a almacenar sólo los documentos y los archivos descargados, en cuyo caso puede ser útil cambiar la ubicación por defecto de estas carpetas para que apunten a su nuevo destino.
7 Elige tu navegador por defecto e instala alguno más
Es importante que el navegador por defecto sea el que tú quieras, pero recuerda que no está de más instalar alguno más. Con Edge, Chrome y Firefox tendrás opciones de sobra para la mayoría de las ocasiones, o para usar diferentes cuentas en redes sociales como Facebook sin salir y entrar de las sesiones.
Puedes cambiar el navegador predeterminado (y otras aplicaciones por defecto) en Sistema -> Aplicaciones predeterminadas en Windows 10.
Ten en cuenta, por ejemplo, que hay addons para navegadores que permiten, por ejemplo, descargar vídeos o audio desde YouTube. Y puede suceder que te guste más el de Firefox que el de Chrome, o que sencillamente no haya equivalente en otros navegadores.
En los browsers, también puedes entrar con tu cuenta de usuario para sincronizar apartados como el Historial de navegación o los Favoritos, así como algunos apartados de la configuración como pueden ser los temas visuales, por ejemplo.
8 Instala herramientas de utilidad
Un punto de partida que te ahorrará tiempo después es la instalación de aplicaciones de utilidad. Por ejemplo, el antivirus si no te quedas tranquilo con Windows Defender del Sistema Operativo, junto con el Firewall de Windows.Si el equipo tenía preinstalado uno, si no es el que deseas, mejor si se desinstala.
Otras herramientas que pueden resultar de utilidad son las que tienen que ver con la gestión de archivos comprimidos. 7-Zip es una excelente propuesta para ello. Adobe Reader es un clásico para visualizar archivos PDF. Para archivos multimedia, VLC es un reproductor muy completo y compatible con los formatos de vídeo y audio más usados.
De modo general, no te olvides de las aplicaciones ofimáticas, gestores de contraseñas, redes sociales o herramientas para sincronizar tu móvil. Ya sea para sincronizar archivos, o para sincronizar servicios como WhatsApp Web.
Otras herramientas que pueden ser muy prácticas son las de gestión remota del ordenador. TeamViewer, por ejemplo, es un clásico que permite que te conectes a tu ordenador desde otro equipo o viceversa.
Si quieres tener una ayuda para identificar programas que no sean esenciales para el funcionamiento del equipo y quieras eliminar, hay una aplicación que sería bueno explorar: PC Decrapifier. Está en inglés pero su funcionamiento es sencillo. Busca programas que puedan estar relacionados con Bloatware (programas preinstalados por el fabricante a modo de “añadido” para algunas funcionalidades del sistema) y nos ayuda para desactivarlos o desinstalarlos.
Por último, al menos en un primer momento, es conveniente instalar aplicaciones para monitorizar el funcionamiento del equipo. Las de CPUID, tales como CPU-Z o Hardware Monitor son convenientes y permiten conocer la velocidad de la CPU, así como los valores de voltajes y temperaturas durante el funcionamiento del ordenador. Así, si algo va mal, podremos identificarlo mejor que sin tener ninguna herramienta. No están traducidas al castellano, pero su funcionamiento básico es sencillo de manejar.
9 Configura la sincronización con la nube
Una vez que está prácticamente todo instalado, es interesante profundizar algo más en las oportunidades de la nube para llevar cuenta de nuestros archivos y documentos. Ya hemos hablado de One Drive, pero existen otros que pueden hacer que te sientas más protegido en caso de pérdida de los datos del ordenador.
Flickr es un portal que permite almacenar nuestras fotos con hasta 1 TB gratis para almacenamiento. Google Drive, por su parte, permite gestionar archivos, documentos y hasta cuenta con su propia suite ofimática, con bastantes GB de espacio gratuito. Amazon también empieza a hacer sus propuestas para España con las fotos.
Estos servicios cuentan con programas para subir nuestros archivos automáticamente a la nube, de modo que no tendremos que preocuparnos por casi nada.
10 Crea una copia de seguridad
Una vez que tenemos todo en su sitio y funcionando, es el momento de crear una copia de seguridad. Para ello podemos recurrir a programas como Macrium Reflect, con una versión gratuita con bastantes funcionalidades, o usar las herramientas del sistema operativo.
En Windows contamos con la posibilidad de crear, por un lado, un disco de recuperación. Una unidad “arrancable”. Para ello usamos la opción de Windows “Crear Unidad de Recuperación”, y probamos al final si somos capaces de arrancar desde ella para entrar en las opciones de recuperación del sistema. Lo habitual será usar una unidad extraíble USB.
Después, es el momento de crear una copia de seguridad del ordenador, que podrá ser restaurada desde la unidad de recuperación. Para ello, tenemos que ir al Panel de Control -> Sistema y Seguridad -> Copia de Seguridad y Restauración y proceder a la creación de una imagen en una unidad de almacenamiento con capacidad suficiente para ello.
11 Si manejas información crítica, encripta el disco duro
Si tienes un ordenador con información que no debe ser expuesta a otros, la encriptación es una posibilidad que te ofrece Windows a través de Bitlocker. En Panel de control -> Sistema y seguridad -> Cifrado de unidad Bitlocker, puedes activar el cifrado de los datos del disco duro o de las unidades extraíbles.
De este modo, aunque te roben el ordenador o alguien acceda a un disco duro o unidad extraíble cifrada, sin la clave de encriptación no podrán acceder al contenido. Para usos profesionales o personales donde la intimidad sea lo primero, cifrar el disco duro es una tarea que debes realizar lo antes posible para evitar riesgos.
Más allá del primer día
Una vez que tengas todo en orden y en marcha, lo normal es que pasen muchos meses hasta que tengas que enfrentarte a una situación de crisis. Lo mejor sería que fuera nunca, pero el mundo perfecto no existe. Lo importante es que no te confíes y revises los protocolos de actuación de cuando en cuando, especialmente comprobar que la llave USB de inicio funciona, y que la imagen del sistema está al día y localizable.
Como consejo, evita llenar los discos SSD hasta cerca de su capacidad total. Su rendimiento se reduce si está cerca de su límite de capacidad. Así que es mejor que dejes algunos GB libres para que sus algoritmos de lectura y escritura y borrado funcionen con holgura. En este sentido, si defines bien las políticas de sincronización con la nube, por ejemplo, podrás ahorrar una cantidad notable de disco.

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