Fruto de la investigación de semillas Sakata, el bimi se creo en Japón hace algo más de 20 años. Reino Unido fue punta de lanza de la expansión de esta singular verdura ahora presente en cientos de países.
El bimi pertenece al género Brassica, donde también están incluidas plantas con cultivos significativos como la de la coliflor, el repollo o el grelo. Las especies de Brassica también son conocidas como crucíferas.
Esta verdura, muy similar al brócoli, es producto del cruce entre el propio brócoli y el kai-lan (col verde china). El brócoli aporta al bimi el florete, y el kai-lan la forma de tallo. Para lograr el bimi, Sakata realizó en torno a 130.000 cruces de forma artesanal hasta conseguir la verdura perfecta en cuanto a sabor, textura y propiedades nutricionales.
El cultivo del bimi, como el de otras crucíferas, requiere frío por la noche y temperaturas moderadas durante el día. Estas condiciones de cultivo se dan en España en distintas zonas lo que permite que haya cultivo bimi durante los doce meses del año, siempre al aire libre.
“Jugando con la altitud en zonas como Murcia y Alicante, podemos disponer de bimi en todo momento. En invierno se siembra cerca del mar, donde las noches frías y los días templados. En primavera y otoño, se sube a 300-500 metros de altitud buscando las noches frías y los días de temperaturas moderadas. Y en verano se busca una altitud entre 800-1200 metros para replicar las mismas condiciones”, afirma Alberto Alapont, responsable de Bimi España, Portugal e Italia de Sakata Semillas.
La no temporalidad permite la generación de empleos estables y el tener verdura fresca con todas las propiedades al alcance de la mano.
Si bien el cultivo de bimi está extendido por toda Europa, en la mayoría de países, la cosecha solo se realiza en una ventana que va desde finales de junio hasta mitad de septiembre por las condiciones climatológicas adversas.
La búsqueda y hallazgo del bimi no obedece a la manipulación genética en laboratorio, sino al cruce mediante una polinización manual entre dos plantas pertenecientes al mismo género. Por tanto, estamos frente a una verdura de creación artesanal.
Además, por las características de la planta, la recolección se produce de forma manual, siendo la recogida por persona de 10-11 kilos por hora.
Una vez recolectada, se mantiene en hielo para preservar unas óptimas condiciones de transporte a la planta de distribución donde, al llegar, pasa por una ducha de agua fría y por 24 horas en una cámara a 1 ºC. Durante todo el proceso de expedición y transporte nunca se rompe la cadena de frío lo que permite que el bimi tenga una vida útil de entre 10-12 días.
El bimi es bajo en calorías (tan solo tiene 35kcal / 100 g de producto) y contiene múltiples nutrientes esenciales como vitaminas A, B y C y minerales como el potasio, además de ser rico en fibra. También es antioxidante y antiinflamatorio.
Por otro lado, es un alimento de proximidad ya que se cultiva en nuestro país, no tiene temporalidad, es rápido de cocinar y su sabor y textura (muy similar al espárrago verde) son extremadamente agradables.
Manteniendo condiciones de conservación óptimas (en nevera a unos 5 ºC), y tapado con el plástico que cubre la caja, evitarás que se deshidrate y alargarás su vida útil durante 11-12 días.
Además, es un alimento muy versátil que combina muy bien con carnes, pescados, mariscos, pastas y arroces y se puede consumir tanto cocinado como en crudo.
“El consejo más importante es que hay que evitar la sobrecocción. El bimi es un alimento rico en flavonoides, compuestos presentes en las plantas, con gran profusión en las Brassicas, con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias”, afirma Alapont.
Lo cierto es que la sobrecocción que aún perdura en muchos hogares de todo tipo de crucíferas, es la responsable del mal olor que desprenden y de la destrucción de algunas propiedades nutricionales. “El bimi, también el resto de coles, requieren de cocciones cortas. Incluso si eres capaz de comerlo crudo, resulta delicioso y con una agradable textura. Técnicas como la plancha o el wok se muestran ideales para el bimi siempre y cuando la cocción dure entre 3 y 5 minutos”, aconseja el experto.
Otras formas de prepararlo son en tempura con una fritura rápida en aceite bien caliente, a la brasa o en air fryer tan solo aliñándolo con aceite de oliva virgen extra y con una cocción a 180 ºC durante 4-5 minutos, sazonándolo tras el cocinado con un toque de flor de sal.
Su versatilidad le permite ser ingrediente de distintas preparaciones: como guarnición, en pizzas, pastas y salteados, también en crudo en ensaladas.
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Es una receta vegana, muy fácil de preparar, y con las verduras adecuadas para gustar a toda la familia. El bimi eleva el plato.
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Una receta estupenda para preparar y disfrutar con niños. Como se puede comer con la mano, es genial para una tarde viendo una película con los más pequeños.
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Una preparación muy completa y plena de nutrientes que bien puede servirse como plato único.
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Es una receta muy ligera, refrescante y sabrosa que juega con los colores para resultar apetecible y muy visual. Además, plena de vitaminas.
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