¿Cómo puedo conservar y almacenar la leche materna extraída?
La lactancia materna a demanada
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los bebés sean amamantados exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida y, llegado este momento, introducir alimentos complementarios nutricionalmente adecuados mientras se continúa con la lactancia materna hasta los dos años de edad o más.
Los beneficios de la lactancia materna son muchos: nutricionales, psicológicos, inmunológicos, ecológicos e incluso económicos. La leche materna contiene todo lo que el niño necesita durante los primeros meses de la vida, le protege frente a enfermedades comunes y previene patologías futuras.
Establecer pautas, frecuencia y horarios para amamantar al bebé es una de las cuestiones que más suele preocupar a las madres al dar a luz. La recomendación general es ofrecer las tomas a demanada, cuando el pequeño indique (con llanto, despertándose o gesticulando) que tiene hambre. Dicho esto, durante las primeras semanas se recomienda darle un mínimo de ocho tomas al día, y un máximo de doce. Asimismo, se aconseja poner al bebé al pecho si está buscando y no esperar a que llore. El llanto indica hambre tardía y puede ocasionarle dificultades para agarrarse al pecho si está nervioso o irritado, interfiriendo en la lactancia.
En cuanto a la duración de las tomas, esta la determinará el propio bebé. Hay que dejar que vacíe por completo un pecho y luego ofrecerle el otro, empezando las tomas cada vez por un pecho diferente, de forma alterna, para que la producción de leche esté equilibrada en ambios senos y se eviten problemas de obstrucción de conductos que podrían acabar en mastitis.
Si por motivos personales o laborales la madre no puede ofrecer el pecho al bebé a demanada, la opción para continuar con la lactancia materna es extraer la leche con un sacaleches y almacenarla –refrigerada o congelada– para que la persona encargada del cuidado del bebé pueda dársela cuando la madre no esté.
Consejos para almacenar la leche materna
Pautas para conservar la leche materna extraída
Recomendaciones sobre descongelación
Siempre que sea posible se recomienda optar por la descongelación gradual, a ritmo lento. Las pautas son sacar la leche del congelador y dejarla descongelar en la nevera, manteniendo la cadena de frío. Esta leche ha de utilizarse en las primeras 24 horas tras la descongelación. Y nunca ha de volver a congelarse.
Si la descongelación lenta no es posible, puede optarse por la descongelación rápida siguiendo estos pasos: puede hacerse colocando el frasco o bolsa de congelado bajo un chorro de agua, fría primero y poco a poco más tibia. En este caso la leche ha de consumirse antes de 3 horas. Pasado este tiempo habría que desecharla.
Lo que SÍ se puede hacer al descongelar la leche materna
Un método permitido para descongelar de forma rápida la leche materna es calentar agua en un cazo y, una vez apartado del fuego, introducir dentro el envase de leche congelada hasta que ésta alcance la temperatura deseada. Antes de ofrecérsela al bebé, asegúrate de remover bien la leche para que su temperatura sea uniforme. Esta leche es apta para el consumo durante las tres horas siguientes, pasado este tiempo habría que tirarla.
Lo que NO se puede hacer al descongelar la leche materna
Hay métodos totalmente desaconsejados para descongelar la leche materna extraída, pues no garantizan que se mantenga la cadena de frío que asegura la calidad del alimento, que podría corromperse. Estos métodos no permitidos son calentar la leche directamente en un cazo sobre una fuente de calor, hervirla o descongelar la leche al microondas.
Cómo manipular la leche materna de forma segura
Manipular cualquier alimento exige siempre máximo cuidado e higiene. En el caso de la leche para alimentar a un bebé, cuyo sistema inmunitario es aún inmaduro, el cuidado ha de ser muy meticuloso para evitar riesgos. Estas sencillas pautas garantizarán que la leche extraída y almacenada llegue siempre al bebé en buenas condiciones:
- Lavarse las manos antes de extraer y manipular la leche.
- Utilizar un extractor de leche adaptable.
- Lavar los recipientes de almacenamiento con agua caliente y jabón y aclararlos a conciencia. También pueden lavarse en el lavavajillas.
- Si la leche se va a ofrecer al bebé dentro del perido de consumo óptimo indicado arriba, es preferible no congelarla.
- Tras extraerla, guardarla lo antes posible en la nevera hasta el momento de la toma.
- En el caso de que sepamos que no vamos a utilizar una cantidad de leche antes de tres días, congelarla lo antes posible.
- Guardar la leche materna en pequeñas cantidades para poder descongelar solo la que el niño vaya a tomar de manera inmediata.
- Etiquetar los recipientes de leche congelada con la fecha.
- Descongelar primero la leche más antigua.
- Una vez descongelada, removerla bien antes de ofrecérsela al bebé para que el contenido en agua y en grasa de la leche se mezclñe de forma uniforme.
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