Fontanelas, ¿cuál es su función y cuándo se cierran?

El cráneo del recién nacido no está hecho de una sola pieza, sino que está formado por diferentes huesos que van uniendo y fusionando con el paso del tiempo. El cráneo está formado por el hueso frontal, el occipital, dos huesos parietales y dos huesos temporales. Forman una estructura que contiene el espacio donde el cerebro se va desarrollando. En el cráneo del recién nacido, las fontanelas son las partes blandas o separaciones entre los huesos que aún no han llegado a juntarse.

Una de las fontanelas, conocida como fontanela anterior, se sitúa en la parte superior del cráneo, justo en la mitad de la cabeza. La otra, situada en en la parte de atrás de la cabeza, recibe el nombre de fontanela posterior. La fontanela posterior suele cerrarse entre el primer y el segundo mes de vida del bebé, aunque hay casos en que se cierra antes del nacimiento. La fontanela anterior, que es la más perceptible, suele cerrarse en torno a los 18 meses de edad del pequeño.

La función principal de las fontanelas no es otra que permitir que, durante el parto, los huesos del cráneo del bebé puedan comprimirse, desplazarse ligeramente y montarse unos encima de otros para facilitar el alumbramiento del pequeño. Así, la cabeza del bebé logra amoldarse al canal vaginal de la madre y atravesarlo con mayor facilidad.

Además de esta función, las fontanelas cumplen otras:

• Permiten que el cerebro del niño tenga espacio para desarrollarse, pues el primer año de vida es el periodo en el que la cabeza del bebé crece más.
• Reducen el riesgo de fracturas. La separación de la fontanela está formada por tejido blando cartilaginoso, lo que funciona como amortiguador en caso de golpes, traumatismos o contusiones.
• Mediante la palpación, permiten al médico o pediatra conocer la presión intracraneal del bebé, comprobar el crecimiento del cráneo y detectar determinados problemas. Las fontanelas deben mostrarse firmes y cóncavas. Si estuvieran hundidas podrían indicar desnutrición o deshidratación. Es importante saber que la esta exploración de las fontanelas corresponde solo al médico. Nadie salvo él debe presionarlas o palparlas.

En un proceso de desarrollo y crecimiento normal la fontanela anterior debería cerrarse entre los siete y los 20 meses de vida del bebé. En la parte posterior y a los lados del cráneo hay otras fontanelas que pueden fusionarse algo más adelante. En conjunto, el cierre completo y total de las fontanelas debería ocurrie en torno al año y medio de vida del bebé.

Sin embargo, hay casos en que las fontanelas se cierran de forma prematura, incluso antes del nacimiento, lo que puede ocasionar una patología llamada craneosinostosis. Este defecto del nacimiento provoca que el cráneo se deforme presionado por el crecimiento del cerebro y al atravesar el canal de parto

Existen distintos tipos de craneosinostosis: 

• Escafocefalia. Es la más frecuente. Se produce cuando la brecha que conecta los dos huesos parietales (sutura sagital) se cierra de manera temprana. 
• Plagiocefalia. Se produce cuando la separación que conecta los huesos frontales de los parietales (sutura coronal) se cierra de manera prematura. 
• Trigonocefalia. Se produce cuando la separación que conecta los huesos frontales (sutura metópica) se cierra de forma prematura. Suele causar hipotelorismo u ojos juntos. 
• Braquicefalia. Se produce cuando la separación que conecta los huesos coronales (suturas coronales) se cierran de manera temprana. 
• Oxicefalia. Es el tipo de craneosinostosis quizás más complejo y grave de todos. En este caso casi todas las suturas aparecen cerradas de forma temprana, provocando que el cráneo no pueda expandirse.

Como vemos, la craneosinostosis no siempre es igual pues dependerá del tipo de craneosinostosis que el bebé padezca, pero entonces ¿cuándo es realmente cuando se deberían cerrar las fontanelas?

Para favorecer el desarrollo de huesos fuertes y sanos los pediatras aconsejan asegurar el aporte necesario de calcio al bebé a través de la dieta y exponerlo regularmente y de forma controlada a la luz del sol (15 minutos al día, evitando las horas de máxima radiación) para potenciar la síntesis de vitamina D, vital para fijar el calcio de los huesos.