Las 5 ventajas más interesantes que encontramos trabajando con un Chromebook
Los Chromebook son una categoría dentro de los ordenadores portátiles con una prolongada trayectoria. Concretamente, los primeros Chromebook se presentaron internacionalmente en mayo de 2011 por parte de Samsung y Acer acercando a los usuarios una filosofía de trabajo basada en la nube y el cloud computing más que en los recursos de hardware y software del propio equipo.
Su sistema operativo es Chrome OS de Google, que consiste básicamente en un navegador web Chrome al que se le han añadido los necesarios componentes para gestionar directamente elementos de hardware como la pantalla, las conexiones, el almacenamiento o los periféricos. El eslogan “el navegador es el sistema operativo” es el que subyace bajo la experiencia cloud de los Chromebooks. Otra ventaja es que los nuevos Chromebook llegan en la era del teletrabajo y así pueden adaptarse a las necesidades de esta nueva forma de trabajo.
Esta experiencia, desde una perspectiva profesional como la de un periodista (especializado en tecnología), es muy interesante y valiosa como veremos más adelante cuando hable sobre cómo se trabaja con un equipo como el Acer Chromebook 314 con 4 GB de RAM y 64 GB de almacenamiento. Pero antes, es importante recordar de qué hablamos cuando hablamos de una experiencia cloud.
¿Experiencia cloud? ¿Qué es eso?
La experiencia cloud hace referencia a que la “inteligencia” de las aplicaciones que usamos y los servicios a los que accedemos desde nuestros dispositivos está en la nube. Es decir, cuando usamos los Documentos de Google, el software no se ejecuta en nuestro Chromebook, sino en un centro de datos al que nos conectamos a través de Internet.
De este modo, los Chromebooks no dependen, para el correcto funcionamiento de las aplicaciones que usemos, del hardware que elijamos para nuestro equipo. Lo único que se necesita es que el navegador Chrome funcione de un modo fluido: el resto depende de servidores cloud con un hardware mucho más potente que el del 90% de los equipos portátiles disponibles comercialmente. Y para que el navegador Chrome funcione bien, no se necesita ni un procesador de gama alta, ni mucha memoria RAM ni mucho almacenamiento.
Paralelamente a los Chromebooks, los dispositivos Android se han basado también en experiencias cloud encubiertas bajo la apariencia de apps. Facebook, WhatsApp, Instagram, Netflix, el correo o Tik Tok entre otras muchas se sustentan sobre experiencias cloud.
No solo de cloud viven los Chromebooks
Hace unos años, se apostó por una experiencia cloud “total”, renegando hasta cierto punto del hardware. Pero, en los últimos años, se ha adoptado una postura de conciliación en la que se parte de una filosofía cloud irrenunciable.
Al mismo tiempo, aprovechando que los procesadores han evolucionado tanto que, incluso los más modestos tienen potencial para algo más que mover un navegador web como Chrome, Google ha añadido a los Chromebook dos experiencias “locales” como son la experiencia Android y la experiencia Linux.
La clave está en que estas experiencias no modifican ni un ápice la ligereza del sistema operativo Chrome OS, porque Google ha optado por virtualizarlas en vez de integrarlas en el propio sistema. Cuando usamos la Play Store o la consola de Linux, se hace “sobre” Chrome OS, no “en” Chrome OS. De este modo, lo que sucede en las apps Android o Linux no afecta a nuestro entorno Chrome OS.
La fluidez de la experiencia Android o Linux sí que depende de los recursos locales de procesador y memoria sobre todo, pero no canibaliza a la experiencia cloud al estar “contenerizada” con recursos de hardware limitados y controlados en todo momento por el supervisor, que es Chrome OS. Además, las apps Android están pensadas para funcionar bien con un hardware que en muchos casos es menos solvente que el del más modesto de los Chromebooks.
Eliminando prejuicios
Antes de trabajar con un Chromebook podemos tener prejuicios tales como “no voy a tener Photoshop” o “no voy a tener Office”. O “no voy a poder jugar”. O “no tengo aplicaciones”.
Efectivamente, son prejuicios: no tener Photoshop no significa que no haya editores de imagen en los Chromebooks. Todo lo contrario: tenemos desde Gimp (tanto cloud como en Linux) hasta Snapseed en Android. Y también tenemos apps de Adobe como Lightroom o Photoshop Express. Además, podemos descargar tanto la suite de control como las apps individuales de Office.
También podemos jugar, y hacerlo “a lo grande” incluso, como veremos más adelante. Lo cierto es que en la Chrome Web Store hay más de 190.000 aplicaciones / extensiones, que cubren todo lo que podamos necesitar hacer con un portátil. Lo importante es hacer cosas. El cómo o con qué app, si las apps ofrecen una funcionalidad suficiente, está en un segundo plano.
Además, desde hace ya muchas versiones de Chrome OS, se puede trabajar sin conexión con miles de aplicaciones. La conectividad hoy en día ya no es un problema, y con tarifas de datos ilimitados o con “gigas” suficientes, usar un Chromebook con un punto de acceso en nuestro móvil nos salvará de una ausencia momentánea de WiFi o de una conexión que no sea de banda ancha.
1. Mi trabajo no depende del equipo
Yendo ya a lo que me gusta de los Chromebooks desde la experiencia profesional, la primera cualidad esencial de los Chromebooks radica en su “ligereza”: no ya en lo que a peso se refiere, que los Chromebooks lo son. Me refiero a su ligereza en cuanto a datos almacenados. La filosofía de los Chromebooks es la de la nube. Y esta experiencia hace que lo natural sea tener los documentos, fotos, vídeos y archivos en la nube en vez de tenerlos en el disco duro del equipo.
Google Drive es la ubicación “natural”, pero podemos usar otros servicios como Dropbox o Amazon Drive incluso. El resultado es que, en caso de pérdida, robo o avería, no se pierde nada del trabajo en curso o pasado. Sin más que iniciar sesión en otro Chromebook podemos seguir donde estuviésemos antes del incidente.
Además, los Chromebooks son seguros por diseño. Es decir, no tendremos que estar pendientes de malware, virus o amenazas de seguridad. La experiencia de uso de los Chromebooks es segura sin necesidad de hacer nada.
Como beneficio colateral, es muy sencillo compartir nuestros trabajos y recursos de trabajo con otros profesionales dentro del proyecto en el que estemos inmersos. La “estanqueidad” de los compartimentos de trabajo es fácil de gestionar y administrar.
No menos importante es que, en caso de que observemos algún problema de funcionamiento, podremos resetear el equipo a sus valores de fábrica sin apenas tener que salvaguardar dato alguno: todo está en la nube. Hacer un “Power Wash” es una tarea sencilla y podremos hacer que el equipo vuelva a su estado original en pocos minutos. Es más, podremos hacer una imagen arrancable desde una llave USB desde la web sin mayores problemas y en un tiempo reducido. Chrome OS no viene con licencias.
En mi caso, acostumbrado a “cacharrear” con los equipos, los Chromebooks son una delicia. Todo es inmediato y sencillo en cuanto a la gestión del equipo y su integridad.
2. Los Chromebooks envejecen muy bien
Además de tener un precio sumamente económico (el Acer Chromebook 314 cuesta 299 euros), el comportamiento del equipo no solo no refleja el paso del tiempo propio de equipos Windows o Mac que, paulatinamente van ralentizándose debido a la obsolescencia programada, sino que permanece constantemente actualizado. Es más, los Chromebooks se actualizan con mucha frecuencia, pero en vez de suponer un vector de obsolescencia, estas actualizaciones traen mejoras en la experiencia de uso que, generalmente, redundan en una mayor agilidad.
Con cada actualización del sistema operativo Windows o Mac, o con cada actualización de aplicaciones, se introducen elementos que aprovechan las tecnologías del nuevo hardware que va apareciendo para equipos PC o Mac. Cuando decimos que “aprovechan”, también decimos que “dependen”. Al cabo de dos o tres actualizaciones, el hardware más veterano no podrá estar a la altura de lo que le pide el software y la experiencia de uso empieza a degradarse.
Con la experiencia cloud, son los servidores y centros de datos cloud los que se actualizan, por lo que, al acceder a las apps y servicios en la nube, estaremos disfrutando de una experiencia de uso perfectamente alineada en la parte hardware.
Tan solo cuando son las propias tecnologías web las que se actualizan es también cuando los Chromebooks pueden mostrar síntomas de envejecimiento, aunque este tipo de actualizaciones es mucho más lento en su despliegue que las actualizaciones de Windows o Mac. Es el caso, por ejemplo, de la introducción de algún códec nuevo para la transmisión de vídeo. En este caso, los procesadores más antiguos no llevarán decodificación por hardware y, cuando servicios como YouTube migran completamente a este nuevo códec, los Chromebook más veteranos “perderán fuelle”.
3. Los Chromebooks son rápidos
A pesar de que los Chromebooks llevan procesadores generalmente modestos, o con cantidades de memoria también modestas y almacenamiento de incluso 32 GB en algunos modelos, son equipos muy rápidos.
Arrancan en pocos segundos, de modo que, salvo que esté totalmente apagado el equipo, tan solo levantando la tapa accederemos al punto donde dejamos el trabajo. El sistema operativo es muy simple, y optimizado para trabajar con un hardware modesto, por lo que no necesita hacer demasiadas cosas antes de autenticarnos. Y deja muy bien en estado de suspensión los procesos.
Por otro lado, las aplicaciones se ejecutan en servidores cloud con un hardware potente y solvente. El caso más evidente es el de el gaming en la nube a través de servicios como Stadia de Google o GeForce NOW de NVIDIA. Desde el Chromebook podemos jugar con títulos como Cyberpunk 2077 con calidades ultra y tasas de frames de 60 fps a 1080p.
Así pues, los equipos Chromebook no nos harán esperar: arrancamos y empezamos a trabajar. Además, la puesta a punto del equipo es también casi inmediata: con introducir nuestra cuenta de Google está todo prácticamente hecho.
Por cierto: los Chromebooks son igual de rápidos funcionando con batería o enchufados a la red eléctrica. Los equipos convencionales, cuando están desenchufados, bajan la velocidad del procesador generalmente para optimizar el uso de la batería. Los Chromebooks basan su experiencia de uso en la nube y funcionan esencialmente igual de rápidos con batería o sin ella.
4. La autonomía es prolongada y predecible
En los Chromebooks la autonomía es predecible y prolongada. Cuando decimos predecible, nos referimos a que el tiempo del que disponemos para trabajar con una carga será básicamente igual independientemente de que usemos un editor de fotos o un procesador de textos. El sistema operativo solo ve que estamos usando el navegador Chrome en todos los casos.
De este modo, sabemos que si la autonomía es de entre 5 y 6 horas, será de entre 5 y 6 horas siempre. En un equipo convencional, la batería dura más o menos dependiendo de qué aplicación usemos. Photoshop hará que la autonomía dure mucho menos que usando Word, por ejemplo.
De este modo no tenemos sustos. Por otro lado, Chromebooks como el Acer Chromebook 314 se cargan rápidamente, lo cual es conveniente de cara a disponer de batería, aunque tengamos poco tiempo para recargar el portátil.
5. Bonus: están preparados para la colaboración
En los tiempos que corren, donde prácticamente todas las reuniones, eventos y convocatorias tienen un componente de telepresencia, los Chromebooks se presentan como una navaja suiza.
Zoom y Google Meet son compatibles con los Chromebooks sin problema alguno para usar estas herramientas. Microsoft Teams también puede instalarse a través de Linux, aunque sin posibilidad de usar la cámara. El micrófono sí está integrado en Linux. De todos modos, en la Play Store también tenemos Teams, esta vez compatible también con la cámara.
Además, por si fuera poco, cuento con equipos PC de sobremesa y con un Mac. Si los dejo conectados en casa, puedo conectarme remotamente a ellos mediante Teamviewer o AnyDesk sin problemas para realizar tareas que dependan de Windows o Mac en un momento dado, llegado el caso.
Si tengo que transferir archivos, puedo hacerlo a través de la nube, usando llaves USB, unidades externas de almacenamiento o tarjetas MicroSD. Chromebooks como el Acer Chromebook 314 llevan un lector de este tipo de tarjetas instalado, así que es inmediato usarlo.
También es útil, en caso de necesidad, es posible prestar el equipo sin más que hacer que el usuario temporal use la cuenta de invitado: todo lo que haga se borrará del Chromebook al cerrar la sesión y no podrá acceder a nuestra cuenta de usuario ni a nuestros archivos. Y al revés: si necesitamos un equipo Chromebook puntualmente, es inmediato usarlo, cerrar la cuenta y no dejar ni rastro de nuestra actividad.
Como vemos, hay muchos motivos para que un Chromebook guste, y no solo por su precio.
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