¿Cómo bañar al recién nacido?
Los primeros días tras el nacimiento el aseo del bebé suele hacerse por partes. Muchos expertos en puericultura recomiendan no lavar la piel del bebé durante las 24 - 48 horas posteriores al nacimiento para preservar la grasa natural (vernix caseosa) que recubre su cuerpo y que lo ha protegido mientras estaba en el útero. Transcurrido este tiempo, se aconseja asear al pequeño por partes –principalmente la zona en contacto con el pañal–, pasándole una esponja humedecida en agua y secándolo suavemente. Una vez en casa puede ser un buen momento para incorporar poco a poco la rutina del aseo en el día a día del recién nacido.
¿Cuándo se aconseja bañar al bebé por primera vez?
Hace algunas décadas, la pauta habitual era bañar al bebé nada más nacer para retirar los residuos de líquido amniótico o sangre adheridos a la piel del pequeño. Sin embargo, al hacerlo se retiraba también la vérnix caseosa, una sustancia blanquecina compuesta por agua, grasas y proteínas que recubre al feto para protegerlo de la deshidratación dentro del útero y, además, facilita su salida por el canal de parto. Diversas investigaciones han demostrado que basta con limpiar solo los ojitos y la boca del pequeño y que es conveniente dejar la capa de vérnix caseosa durante unas 24 - 48 horas, pues ayuda al bebé a regular su temperatura, aporta hidratación y elasticidad a la piel y la protege de microrganismos.
¿Es mejor el baño por inmersión o el baño en seco?
Una vez transcurridas 48 horas tras el parto no hay un único criterio acerca de si es mejor bañar al bebé sumergiéndolo en agua o asearlo por partes, sin sumergirlo. Hay expertos que indican que es mejor esperar hasta que se caiga el cordón umbilical para sumergir al bebé, mientras otros abogan por los baños en agua desde el segundo día de vida. En caso de dudas, lo mejor es consultar a tu pediatra o tu matrona para que te aconsejen qué pauta seguir. Y toma nota de las recomendaciones para que, optes por el método que optes, el baño del pequeño sea seguro y placentero.
El baño por inmersión
Antes de empezar, has de preparar todo lo necesario para no dejar solo al bebé en ningún momento. Necesitarás una bañera (preferiblemente con patas, para no tener que agacharte), una esponja natural, gel y champú especiales para bebé, una toalla o capa de baño y un termómetro para el agua.
Para empezar, llena la bañera con agua tibia (con unos 5 cm. es suficiente). Lo óptimo es que el agua esté a temperatura corporal, es decir, entre 36 y 37 ºC. Una vez esté todo listo, es el momento de desnudar al pequeño.
Coge al bebé manteniendo tu brazo izquierdo bajo su espalda y agarrando con tu mano su bracito izquierdo, de manera que su cabecita se apoye en tu antebrazo. De esta forma tendrás la otra mano libre y el pequeño estará bien sujeto. Humedece la esponja, échañe un poco de gel y pásasela suavemente de arriba abajo, prestando atención a los pliegues. Después dale la vuelta y lávale la espalda y las nalgas. Deja para el final la zona del culito y límpialo de delante hacia atrás. Hay expertos que indican que, puesto que los recién nacidos apenas se ensucian, no es necesario aplicar gel en cada baño. Puedes alternar baños sin gel, solo con agua.
El pelo puedes lavárselo una o dos veces por semana con una pequeña cantidad de champú. Las orejas han de limpiarse sólo por la parte externa con el extremo de una toalla humedecida.
Acláralo, envuélvelo en la toalla o capa de baño y colócalo sobre el cambiador. Sécalo sin frotar, dando pequeños toquecitos suaves. Presta atención a los pliegues para evitar que se acumule humedad que pueda causarle irritaciones.
Una vez seco, aplícale crema hidratante o aceite. Además de acondicionar su delicada piel, este tierno masaje fortalecerá vuestro vínculo y estimulará al pequeño. Si tiene irritada o roja la zona del pañal, aplícale una crema barrera para protegerlo.
El baño en seco
Si prefieres esperar unos días tras el nacimiento del bebé para sumergirlo en el agua o si decides no bañarlo a fondo todos los días puedes optar por el baño en seco. Lo primero que has de hacer es preparar todo lo necesario: una esponja natural y una muselina de algodón, una palangana con agua, gel y una toalla o capa de baño.
Coloca al bebé en una zona firme y segura, por ejemplo el cambiador, y sitúa la palangana junto a ti. Moja la esponja y la muselina en el agua. Echa una pizca de gel en la esponja y pásasela suavemente por la piel, empezando por las zonas más limpias: cara, cuello, torso, espalda... Enjuágalo suavemente con la muselina para retirar los restos de gel. Continúa por brazos, piernas, manos, pies y, finalmente, limpia la zona del pañal.
Al igual que con el baño por inmersión, no es necesario aplicar gel en cada baño, salvo quizás en la zona del pañal. En el resto del cuerpo puedes alternar baños solo con agua. Ve secando cada zona a medida que pases por ella. Una vez acabado el baño, sitúa al bebé sobre el cambiador, sécalo bien y aplícale crema hidratante o aceite corporal y crema para el pañal. Viste al bebé y límpiale los ojitos y las orejas con una gasa empapada en suero para una higiene completa.
Consejos para bañar correctamente al recién nacido
- La temperatura de la habitación ha de estar entre 22 y 24º C, evitando cualquier corriente de aire.
- La temperatura óptima del agua es en torno a 37º C. Mídela con el termómetro o metiendo el codo para que no esté ni muy caliente ni muy fría.
- No llenes mucho la bañera.
- Nunca llenes la bañera con el bebé dentro.
- Elige productos de higiene específicos para bebés que respeten el pH de su piel.
- No es necesario usar jabón todos los días.
- Escoge un lugar plano y cómodo para cambiarlo y para asearlo en seco.
- Jamás dejes al bebé solo, ni en la bañera ni en el cambiador.
- Haz del baño un momento feliz y estimulante sonriendo al pequeño, hablándole y cantándole.
¿Cada cuánto se aconseja bañar al bebé?
No hay una única respuesta a esta pregunta. Durante los primeros meses de vida los bebés apenas se ensucian (salvo la zona del pañal), por lo que tu sentido común te irá indicando si has de bañarlo a diario o dos o tres veces por semana. No obstante, si el bebé disfruta del baño, es aconsejable hacerlo todos los días para crear una rutina que favorezca el sueño y el descanso del bebé. Por eso la mejor hora para bañarlo es a última hora de la tarde.
Si este horario no es compatible con la organización familiar, el baño puede ser en cualquier otro momento del día hora, intentando siempre respetar una rutina horaria. Si optas por bañar al bebé en días alternos o solo un par de veces a la semana, asegúrate de lavarle bien la zona del pañal tras cada cambio.
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