Cómo elegir el biberón para el recién nacido
Imagen cortesía de Philips Avent.
Ventajas de la lactancia artificial o leche de fórmula
La lactancia artificial, también conocida como leche de fórmula, consiste en nutrir al pequeño con un producto alimenticio que sustituye parcial o totalmente a la leche materna. La leche de fórmula proporciona un aporte adecuado de nutrientes para las necesidades del bebés. Se obtiene a partir de la leche de vaca, aunque se modifica para asimilarla lo máximo posible a la materna y se adapta a las necesidades de los más pequeños en función de su edad.
Hay dos tipos de leche de fórmula: la leche de inicio y la leche de continuación. El pediatra te indicará el momento en que has de pasar de una a la otra. Estas son las principales ventajas de las leches de fórmula:
- Permiten mayor flexibilidad y libertad a la madre.
- Permiten saber la cantidad exacta de leche que toma el pequeño.
- La madre no debe adaptar su propia alimentación a las prioridades de la lactancia.
- Los bebés alimentados con leche de fórmula no suelen necesitar tomas tan frecuentes, ya que la leche de fórmula es más saciante.
La alimentación del recién nacido con leche de fórmula
Si has decidido alimentar a tu bebé con leche artificial, una de las primeras dudas que te surjan será conocer qué cantidad de leche ha de tomar el pequeño cada día, y en cuántas tomas has de repartirla. La pauta aconsejada por los pediatras es ofrecerle durante la primera semana de vida una toma cada tres horas.
La cantidad, al menos durante estos primeros días, podrá variar en función del peso del niño y la edad gestacional, aunque la siguiente tabla puede servir como referencia:
- Primer día: 10 ml por toma.
- Segundo día: 20 ml por toma.
- Tercer día: 30 ml por toma.
- Cuarto día: 40 ml por toma.
- Quinto día: 50 ml por toma.
- Sexto día: 60 ml por toma.
Una vez finalice cada toma hay dos gestos que puedes observar para asegurarte de que el bebé ha comido lo suficiente:
- Que tiene las manos relajadas, abiertas.
- Que se ha quedado dormido.
Es imprescindible ofrecerle la leche en un biberón adecuado con la tetina idónea para su edad. Preferiblemente con sistema que evite que el pequeño trague aire, para prevenir la acumulación de gases en su intestino.
¿Cómo elegir el mejor biberón para mi bebé?
Elegir un biberón adecuado para el bebé es una decisión importante. El mercado ofrece multitud de opciones, por eso antes de decantarse por una u otra es recomendable asegurarse de que el biberón que elijamos cumple una serie de requisitos:
- Facilita un enganche natural. El biberón sustituye al pecho de la madre, por lo que es importante que la tetina reproduzca la forma natural del pecho para que el bebé se pueda agarrar fácilmente.
- Es de calidad. El biberón ha de estar fabricado con materiales hipoalergénicos y con garantía de calidad. Los materiales más comunes son el vidrio, el plástico y la silicona. En cuanto a los de plástico, hay que asegurarse de que no contienen policarbonato ni bisfenol A (BPA). El polipropileno y las poliamidas son los materiales plásticos más seguros para uso alimentario..
- Es fácil de limpiar. Permite que lo limpiemos y esterilicemos escrupulosamente, con facilidad, agilidad y confianza.
- Es ergonómico. Es fácil de coger y de manejar por el adulto que ofrece la toma al pequeño.
- Tiene sistema anticólicos. Aunque el momento de la toma no es lo único que condiciona la aparición de los molestos cólicos del lactante, una buena forma de prevenirlos es eligiendo un biberón con sistema anticólicos. Estos sistemas, patentados por muchas marcas de puericultura, impiden que la tetina acumule bolsas de aire que podrían causar molestias, gases, reflujos o los cólicos del lactante si el bebé las traga.
Biberones anticólicos para evitar gases y reflujo
Aunque el momento de la toma no es lo único que condiciona la aparición de los molestos cólicos del lactante, una buena forma de prevenirlos es eligiendo un biberón con sistema anticólicos. Estos sistemas, patentados por muchas marcas de puericultura, impiden que la tetina acumule bolsas de aire que podrían causar molestias, gases, reflujos o los cólicos del lactante si el bebé las traga.
Hay diferentes mecanismos anticólicos patentados. Por ejemplo, aquel que hace que la tetina del biberón permanezca siempre llena de leche, tanto en posición horizontal como en vertical, para evitar que el bebé trague aire ya se le ofrezca la toma recostado o erguido. O válvulas incoropradas en las tetinas que impiden la formación de vacío cuando el bebé succiona. De esta manera –eligiendo una tetina con una velocidad de flujo adaptada a al edad del bebé– es posible que la toma sea ininterrumpida, minimizando las regurgitaciones y eructos.
Una vez finalice la toma no hay que olvidar ayudar al pequeño a expulsar los gases. Para ello, basta con colocarlo en posición erguida y frotarle suavemente la espalda o darle suaves palmaditas con la palma de la mano ahuecada.
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