Semana 28 de embarazo

El cuerpo del feto ya está formado con el aspecto que tendrá al nacer, aunque más pequeño y delgado. En el tiempo que resta hasta la semana 37 –momento en que será considerado a término– engordará en torno a 2 kilos y terminará de madurar sus órganos para la vida fuera del útero. 

Su cerebro, su hígado, el sistema inmunitario y sus pulmones siguen desarrollándose. Pero si naciera ahora tendría un 95% de posibilidades de sobrevivir.

Desde la semana 28 deja de ser un prematuro extremo para convertirse en un gran prematuro. El crecimiento cerebral durante este mes es asombroso, por lo que cada vez percibe y procesa más estímulos, tanto internos como externos.  

Hacia la semana 28 algunas embarazadas continúan disfrutando de un alto grado de energía, pero en otras el cansancio comienza a hacer mella. Pueden aparecer las primeras molestias en la zona del pubis, sobre todo si el bebé se coloca boca abajo, ejerciendo más presión. Las contracciones de Braxton Hicks se vuelven más frecuentes.  

A partir de esta semana es posible que experimentes una nueva molestia: el síndrome de piernas inquietas (RLS). Es un trastorno del sueño que provoca hormigueo, tirantez, dolor y otras sensaciones desagradables en las piernas. Si te ocurre, mantén la calma y masajéate la zona para aliviar las molestias. 

También es posible que experimentes el síndrome del túnel carpiano, una molestia localizada en el conducto de la muñeca por donde pasan los nervios que van del antebrazo hasta las manos y los dedos. El aumento del volumen sanguíneo puede comprimir los nervios de este conducto, causando hinchazón, insensibilidad en las manos, hormigueo y dolor, que suelen aumentar de noche. Usar férulas o muñequeras y realizar ciertos ejercicios a baja intensidad puede ayudarte. 

Las necesidades nutritivas del feto –que engorda entre 150 y 200 gramos cada semana– aumentan, así que es normal que notes más apetito. Debes controlar tu alimentación para evitar coger más peso del recomendado. Fracciona las tomas en 5 o 6 comidas cada 2 o 3 horas y elige alimentos con bajo aporte calórico para picar entre horas. Evita los ultraprocesados y bebe mucha agua. 

Si el test de Coombs mostró una incompatibilidad entre el Rh de la madre y el del feto, en esta semana te administrarán una inyección de inmunoglobulina Rh para impedir que desarrolles los anticuerpos que podrían atacar la sangre de tu bebé. 

No descuides el ejercicio físico moderado regular y el descanso nocturno. Los ejercicios de Kegel tonifican el suelo pélvico y no suponen un gran esfuerzo.

Cuenta los movimientos del bebé cada día para controlar su bienestar fetal. Si notas menos de 10, consúltalos con tu médico. Pero no te obsesiones: ciertos movimientos pueden pasar inadvertidos, sobre todo si estás caminando o haciendo alguna actividad. Antes de alarmarte, come algo, túmbate sobre el lado izquierdo y espera unos minutos hasta comprobar si se mueve.  

En la semana 28 es habitual que te hagan un control para comprobar tu peso, tu tensión arterial y el crecimiento del feto. Controlar la tensión arterial de la madre es importante, ya que una tensión por encima de 140 puede indicar preeclampsia, una patología que puede resultar grave si no se controla.

Te harán una ecografía para valorará las medidas del feto y su posición, así como la tasa de líquido amniótico y la salud de la placenta. Además, si quieres realizarte una ecografía 3D o 4D esta es la semana idónea. El feto es ya lo suficientemente grande, su desarrollo neuronal permite distinguir muchos movimientos y la cantidad de líquido amniótico aún es suficiente para obtener imágenes nítidas.