Descubre un menú lleno de sabores frescos y nutritivos. Esta semana destacamos la canela, una especie milenaria, llena de beneficios.
La canela, apreciada desde la antigüedad, llegó a ser tan valiosa como el oro. Culturas como la árabe y la veneciana luchaban por controlar su comercio. Proviene del árbol Cinnamomum y se presenta en dos formas: en rama, ideal para infusiones, guisos o arroz con leche por su liberación lenta de aroma, y en polvo, perfecta para postres y cafés por su rápida disolución. La variedad de Ceilán es una de las más valoradas por su suavidad, y además de su aroma y sabor únicos, a la canela se le atribuyen beneficios digestivos y antioxidantes.
Te proponemos un menú semanal día a día tan saludable y equilibrado como sabroso. Sigue nuestros consejos y recetas y la organización y planificación de tus comidas serán mucho más fáciles.
Pan negro alemán con aguacate triturado, sal y aceite de oliva.
Café o infusión
Zumo de naranja natural
Corvina a la sal cítrica con salsa tártara
Brocheta de queso feta y dados de pepino
Macedonia de frutas de temporada
Café o infusión
Galletas integrales
Chuletillas de lechal al horno con chalotas y tomates cherry
Rodaja de mozzarella con orégano
Tortitas de arroz con queso crema y jamón braseado
Café o infusión
Kiwi
Lomo de añojo con chutney y salsa agridulce
Tazón de kéfir con nueces picadas
Café o infusión
Pera
Dorada al horno con salsa de trufa ·
Manzana asada
Batido de leche de soja, plátano y chocolate en polvo.
Café e infusión
Manzana
Lomo de cerdo Duroc relleno y melocotones salteados
Onza de chocolate negro
Huevo revuelto con taquitos de jamón serrano.
Café o infusión
Bol de fresas picadas
Queso idiazábal con membrillo
En salazón, el bacalao es un ingrediente con siglos de tradición en la gastronomía. Su aparición se debió a que, deshidratado en sal, era un tesoro en las rutas comerciales, ya que su conservación permitía transportarlo a largas distancias. Para consumirlo, se debe desalar con paciencia: primero, enjuagándolo bajo el grifo para retirar el exceso de sal. Luego, sumergiéndolo en agua fría para, después, refrigerarlo. Se debe cambiar el agua cada 8-12 horas durante un día o dos, según el grosor. Su textura firme y sabor delicado tras el proceso lo hacen ideal para guisos, ensaladas o al horno.
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