La otra fábrica de chocolate

Unos alicates, una sierra circular, un tornillo con tuerca. Son algunas de las Herramientas de Chocolate que la firma polaca Manufaktura Czekolady lleva hasta el Club del Gourmet en El Corte Inglés para conquistar a los golosos por los ojos. Estas delicadas piezas artesanales, presentadas en envases donde el acabado se cuida al detalle, constituyen a la vez un exquisito dulce y una sorpresa. Con su delicioso sabor y su toque retro, estos objetos inesperados conducirán a más de uno a contemplar por primera vez el mundo del trabajo como una fuente de placer y disfrute. Observando el guiño industrial y la perfección de cada pieza, no sorprende descubrir que detrás de Manufaktura Czekolady hay dos antiguos ingenieros de telecomunicaciones. Se trata, en concreto de dos viejos compañeros de universidad que decidieron abandonar la facultad para lanzarse a la aventura de fundar la primera microfábrica de chocolate artesanal de Polonia.

Ellos mismos seleccionan los granos de chocolate en origen, los importan y, en su pequeño taller de Varsovia, los limpian, tuestan y seleccionan manualmente mientras se enfrían. Gracias al mimo que ponen en su trabajo, esta casa fundada en 2009 puede presumir de llevar a cabo una producción totalmente artesanal, algo que se nota en cada bocado. Por un lado, el chocolate es 100% natural, y en los productos sólo intervienen granos de cacao, azúcar, manteca de cacao, cacao en polvo y lecitina de girasol. Trabajar con este último ingrediente resulta más laborioso que hacerlo con lecitina de soja, pero así sus creadores se aseguran de que ningún alérgico a este fruto se pierda sus especialidades. Las Herramientas de Chocolate, disponibles en varias formas distintas (Engranaje, Llave fija, Llave inglesa, Alicates, Tuerca&Tornillo, Llave, Pie de Rey y Sierra Circular) son las piezas más llamativas de Manufaktura Czekolady, pero a la vez las más complejas de moldear. Cada una pasa por las manos del maestro chocolatero al menos cuatro veces durante el proceso de elaboración. Sin embargo, quienes las prueben pronto descubrirán que, felizmente, resulta mil veces más sencillo comerlas que fabricarlas.

