Laurent-Perrier: burbujas vestidas de fiesta

Sinónimo de finura y de distinción, el champagne es el arquetipo del vino espumoso. En la botella y en la copa confluyen tradición, exclusividad y sofisticación, a menudo inalterables. Pero en el gremio de elaboradores hay también inconformistas. Afortunadamente.
El reconocible estilo de Laurent-Perrier, por ejemplo, es producto del visionario Bernard de Nonancourt quien, en la década de 1950, comenzó a crear champagnes diferentes, basados en la frescura y la pureza, para convertir la maison en una rebelde con causa, al poner la innovación al servicio de la calidad.
Ese descaro elegante está presente en todas las cuvées de Laurent-Perrier, marcadas por su complejidad aromática y una excepcional amplitud y longitud en boca. Además, es la única maison de Champagne cuya añada más prestigiosa y exigente, Grand Siècle, no es millésimé, sino numerada. También fueron los primeros en usar cubas de acero inoxidable cuando el resto utilizaba barricas de madera o en asentar el concepto brut nature.
Esos pequeños pasos en la historia, en busca de la calidad, dejaron huellas imborrables como 1959, cuando ve la luz el primer Grand Siècle; 1968, con el primer Cuvée Rosé, o 1981, año del despegue del Ultra Brut, precursor del concepto brut nature en Champagne.
Para realzar la exclusividad de Cuvée Rosé, Laurent-Perrier diseña desde 2017 un estuche metálico (Metal jacket) a juego con los contornos de la botella. Tras Maillage, Constelación, Cebra, Mariposa y Bambú, presentan en 2023 la edición limitada Pétalos: un vestido al estilo Loïe Fuller, en el que las hojas de dalias y strelitzias se entrelazan en brillantes colores pop que recuerdan a los matices de frutas rojas y negras de este gran champán, símbolo de fiesta, fantasía y baile

