Taninos en femenino: enólogas al poder

Son cada vez más y, aunque antes también estaban presentes, sus nombres a veces salían del ostracismo familiar o local. Pero mujeres como las protagonistas de estas páginas llevan batutas de bodegas y viñedos en las que tesón y sabiduría se alían en conquistas más allá de lo personal. A base de profesionalidad y trabajo han consolidado posiciones, mientras ven cómo se afianza un futuro prometedor para sus colegas.
“El mundo del vino ya no es un mundo de hombres”, asegura Yolanda García Viadero, fundadora de Bodegas Valduero en 1984 junto a su hermana Carolina. “Hace años, cuando yo empecé en el sector, era complicado para las mujeres introducirse en el mundo del vino”, recuerda María Larrea, directora técnica de Bodegas CVNE. Hoy las cosas son bien distintas, aunque no olvidan a las pioneras.

“En el sector tengo que nombrar a Isabel Mijares [enóloga pionera y primera presidenta de una DO en España], recientemente fallecida y que sin duda ha formado parte de la historia del vino en España, cuando todavía era realmente un ámbito masculino”, explica Larrea. Un hito al que Almudena Alberca, primera Master of Wine española y directora enológica de las bodegas de Entrecanales Domecq e Hijos, añade otros nombres como “Jancis Robinson MW, Sarah Jane Evans MW o María José López de Heredia” a esa lista de abanderadas.
Tampoco faltan referentes tempranos. Paula Fandiño, enóloga de Mar de Frades, avala a la propia Alberca o a Marta Álvarez, presidenta no ejecutiva de Vega Sicilia. Curtido en decenas de vendimias y en bodegas de todo cuño, el escenario actual de la mujer en el vino es el de profesionales muy preparadas que, o bien han crecido en hogares en los que la viticultura era protagonista, o han salido de su zona de confort para experimentar en países y formas de vinificar distintas.
Ahora, ese saber hacer se plasma en una colección exclusiva del Club de Vinos de El Corte Inglés, con seis referencias a un precio irrepetible, que permiten viajar a través de la copa desde los tesoros de Ribera del Duero hasta las tentaciones del albariño gallego, pasando por los blancos mediterráneos o los sutiles tintos del nuevo cuño de Rioja.
Australia, Francia, Sudáfrica, Estados Unidos, Nueva Zelanda… Varias de las voces de este reportaje no solo han seguido los pasos de una bodega familiar, sino que, en varios casos, han incorporado los mimbres formativos de otras culturas del vino y métodos de vinificar diferentes.
“Cada persona marca la huella en los vinos que elaboramos, les damos nuestro toque personal”, explica María Larrea. Un matiz relevante donde el género quizá no sea lo diferencial, sino las vivencias y aventuras de quien lo ha hecho. “El vino no es cuestión de sexo, sino de gustos, momentos o compañías”, opina Eva de Benito, enóloga de Viña Real y artífice de Bakeder (Bodegas CVNE).
Un sentimiento que también interpreta Fandiño: “Los vinos que elaboramos son el reflejo de un clima, una variedad, un suelo y también, de aquellas personas que contribuyen a hacerlo posible”. Precisamente, en esa repercusión entra Mireia Pujol-Busquets, codirectora de las bodegas Alta Alella y Celler de les Aus: “Las mujeres enólogas, cuando hablan de sus vinos y de lo que estos transmiten, siento que son más sinceras y transparentes”.


