Este es el ingrediente de las cremas de tu bebé que vas a adorar si tienes la piel sensible

La piel del recién nacido es cinco veces más fina que la del adulto y su estructura interna es inmadura, por eso es tan delicada, frágil y vulnerable. Desde el mismo momento del nacimiento, nuestro órgano más extenso –la piel– está en contacto directo con la atmósfera que nos rodea. Nos protege del calor y del frío, del aire, del roce y también de microorganismos y bacterias. Es un órgano impermeable que se repara y lubrica a sí mismo. Además cumple una función purificadora, pues es el canal a través del cual el organismo elimina residuos a través del sudor.
Cualquier elemento externo como el sol, el viento, el frío, la humedad, la contaminación o determinados compuestos químicos pueden irritar la piel, haciendo que se reseque o se agriete y alterando su capacidad de protegernos. Este proceso puede ser especialmente alarmante en el caso de los bebés y los niños, que aún no tienen un sistema inmune totalmente maduro.
Cómo cuidar la piel del bebé
La Asociación Española de Pediatría indica que para proteger adecuadamente la piel del bebé hay que conocer sus diferencias fisiológicas con la piel del adulto: “La piel del bebé es más delgada, tiene menos vello protector, produce menos sudoración, tiene un pH neutro y, además, la unión entre la dermis y la epidermis es aún débil e inestable”, dicen. Por eso dermatólogos y pediatras insisten en que el cuidado de la piel del bebé ha de basarse en cosméticos suaves, hipoalergénicos, sin perfumes, colorantes artificiales, conservantes ni ingredientes sintéticos o artificiales que puedan alterar sus funciones protectoras.
Caléndula, la súper heroína para el cuidado de la piel del bebé
Si hay un ingrediente natural recomendado por la mayoría de los especialistas en el cuidado de la piel del bebé, ese es la caléndula. Esta planta medicinal de flores anaranjadas “suaviza, calma y regenera la piel gracias a su contenido en diferentes carotenoides, flavonoides y saponinas”, dicen en Weleda. La aplicación regular de cosméticos naturales a base de caléndula “alivia y calma la piel seca, sensible e irritada, y previene el desecamiento cutáneo de la piel de la cara y el cuerpo”, añaden.
Pero no solo para el bebé. Lo que es bueno para los más pequeños de la casa es bueno para toda la familia. Los cosméticos con extracto de caléndula hidratan, reparan y suavizan incluso las pieles atópicas, sensibles o más exigentes. “La caléndula está muy indicada para pieles delicadas de cualquier edad que necesitan activos suaves y tolerantes para evitar irritaciones”, dicen en la firma Gaura Cosmetics. En pieles de bebés y adultos, “la caléndula alivia la inflamación, calma picores, rojeces o eccemas, es un humectante natural que regenera la piel, estimula la producción de colágeno y tiene propiedades emolientes y calmantes. Suaviza y alivia la piel seca y agrietada. Además, es antibacterianas y reduce la apariencia de las marcas del sol o de las cicatrices”, dicen en Gaura Cosmetics.
Ritual S.O.S. ante pieles muy secas o irritadas
"Un 20% de la población sufre de piel con tendencia atópica debido a situaciones diarias como el estrés prolongado, el uso de detergentes o jabones demasiado abrasivos con la piel o por alergias a factores ambientales", dicen en Mixa, marca especializada en el cuidado de las pieles sensibles. En verano, el estado de las pieles atópicas y sensibles se agrava, en especial la de los más pequeños de la casa. "La humedad, el sudor asociado a un posterior rascado, un ambiente seco, el cloro de la piscina o la exposición prolongada al sol se convierten en sus peores enemigos", lamentan en Mixa.
Para aportar confort a la piel alterada del bebé, los dermatólogos pediátricos recomiendan aplicar generosamente una crema o loción con caléndula en la piel limpia de la cara y el cuerpo del bebé, después del baño, para ofrecer un ritual de reparación e hidratación inmediato. En casos de alteraciones puntuales o episodios de rojeces o grietas, “este ritual SOS puede repetirse con frecuencia, cada vez que la piel tenga señales de alerta roja”, dice la doctora Pérez Sevilla, experta en medicina estética facial. La doctora insiste en “vigilar si el enrojecimiento o las grietas van acompañados de síntomas más alarmantes, como picor intenso o irritación persistente”. En tal caso recomienda “consultar inmediatamente con un dermatólogo para descartar afecciones cutáneas más graves”, como eccema o dermatitis atópica.
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