Torrons Vicens

Un terremoto sacudió en 2014 el tradicional mundo del turrón. Torrons Vicens presentaba, junto a Albert Adriá, su gama natura de turrones de sabores rompedores. Llamaba la atención sobre todo uno: el de gintonic, en lo que era una fusión de un producto de toda la vida con el combinado de moda de manos de uno de los mejores chefs del mundo. Se trataba de la culminación de un proceso de mezcla de tradición e innovación iniciado en el año 2000, cuando Ángel Velasco, pastelero de larga trayectoria, compraba Torrons Vicens, junto a su hijo, Ángel Velasco Herrero. “Adquirimos la empresa para darle continuidad y consolidarla como un referente de calidad dentro del sector. Seguimos siendo una empresa familiar, que ha afrontado los retos que nos ha planteado el mercado igual que el primer día”, explica Velasco.


Pero la historia de Torrons Vicens arranca mucho antes de la llegada de los Velasco. Comienzan a elaborar turrón en Agramunt (Lleida), a finales del siglo XVIII, aunque los primeros documentos sobre la elaboración de este dulce en la villa datan de antes, de 1741. Es una historia de familias entregadas a la mezcla de almendras, miel y azúcar para crear un dulce de una calidad única, con la marca de Indicación Geográfica Protegida. El producto estrella de la Navidad. ¿O por qué no de todo el año? Si en algo están empeñados en Torrons Vicens es en que se coma turrón cualquier día, con abrigo o con chanclas. “Es posible desestacionalizar el consumo de este dulce apostando por la creación de formatos más pequeños, de 80 y 150 gramos, la línea de nuevos sabores creada junto a Adriá, la apertura de tiendas propias o la venta en el extranjero”, considera Velasco.

De la mano de este repostero artesano, el turrón de Agramunt ha viajado hasta destinos tan exóticos como Corea del Sur o Dubái. Pero al mismo tiempo que rescata y conserva el legado de la zona, Velasco no para de crear. Es el padre del turrón a la sal, elaborado con almendras saladas, chocolate bitter o con leche, crujiente de tomate y pimienta. En 2016, su turrón soufflé recibió el premio Sabor Superior 2016, concedido por los cocineros y sumilleres con Estrellas Michelin. “Es una auténtica evolución del turrón tradicional de Agramunt, que incorpora aire en el interior consiguiendo una textura mucho más crujiente”, describe Velasco.
Para estas fiestas navideñas, Ángel Velasco mira a sus raíces con la recuperación de la receta original del turrón cremoso de almendra de la pastelería Prats-Fatjí de Barcelona, donde entró a trabajar a los 14 años. “55 años después, he querido volver a elaborar este magnífico turrón en agradecimiento a todas aquellas personas que me han enseñado este maravilloso oficio”, cuenta. Y como homenaje además a la almendra, porque sin ella, no hay creatividad que valga.

